Dingo fence, la gran valla australiana de 5.000 kilómetros que protege la industria agrícola

Esta estructura que rivaliza en extensión con la Gran Muralla China fue creada por el hombre para proteger el ganado de los dingos dividiendo las zonas de cría con la del hábitat de este depredador natural

La valla más larga del mundo: la Dingo Fence
La valla más larga del mundo: la Dingo Fence / Paul Alain Hurt/ Unsplash
José Hacha

30 de agosto 2024 - 13:28

En el vasto y desolado paisaje de Australia, se extiende una de las estructuras más imponentes y sorprendentes del mundo: la Dingo Fence, o "Valla contra Dingos". A primera vista, esta construcción de metal puede parecer una obra más de ingeniería, pero en realidad es un testamento de la lucha del hombre por proteger su sustento en una tierra tan inhóspita como fascinante.

Con una longitud que rivaliza con la Gran Muralla China, la Dingo Fence se extiende a lo largo de unos asombrosos 5,614 kilómetros, atravesando tres estados australianos: Queensland, Nueva Gales del Sur y Australia Meridional. Esta monumental estructura es la segunda valla más larga del mundo, superada solo por la Gran Muralla en longitud total, pero indiscutiblemente es la más extensa destinada a un propósito de control animal.

La construcción de la Dingo Fence comenzó en la década de 1880, un período en el que Australia experimentaba un crecimiento exponencial en su industria agrícola, particularmente en la cría de ovejas. Sin embargo, este auge se vio amenazado por un enemigo inesperado: los dingos, una especie de perro salvaje nativo de Australia, que veía en las ovejas una presa fácil. Estos depredadores, adaptados a las duras condiciones del desierto, causaban estragos en los rebaños, provocando enormes pérdidas económicas para los granjeros. En respuesta, el gobierno australiano decidió construir una barrera física que impidiera a los dingos acceder a las fértiles tierras del sureste del país, donde la agricultura y la ganadería eran la base de la economía.

Construir una valla de tales dimensiones en un terreno tan variado y, en muchos casos, remoto, no fue una tarea fácil. Durante más de una década, trabajadores de toda Australia colaboraron en la edificación de esta barrera, que a menudo se enfrentaba a desafíos como el desierto abrasador, la falta de agua y los problemas logísticos asociados con su longitud. Hecha principalmente de alambre de metal y postes de madera o acero, la valla ha sido reforzada y mantenida a lo largo de los años para asegurar su efectividad. Hoy en día, sigue cumpliendo su función, aunque la tecnología moderna y los esfuerzos de conservación han cambiado la dinámica entre los humanos y la vida silvestre en Australia.

La Dingo Fence ha sido efectiva en su misión original: las poblaciones de dingos en el sureste de Australia han sido drásticamente reducidas, protegiendo así la industria ovina. Sin embargo, su existencia no ha estado exenta de controversia. Algunos expertos argumentan que la valla ha alterado el ecosistema natural de Australia de maneras impredecibles. Los dingos, al ser depredadores tope, juegan un papel crucial en el control de otras especies animales. Con su reducción, se ha observado un aumento en la población de canguros y otros herbívoros, lo que a su vez afecta la vegetación y puede llevar a la degradación del suelo. Además, existen preocupaciones sobre el bienestar de los dingos y la ética de mantener una barrera de este tipo en un país que valora profundamente su vida silvestre única.

A pesar de las críticas, la Dingo Fence sigue siendo un símbolo de la resiliencia y la determinación humanas frente a los desafíos de la naturaleza. Representa no solo la protección de la economía agrícola australiana, sino también la adaptación de los seres humanos a un entorno extremadamente difícil. Hoy en día, la Dingo Fence atrae a turistas y curiosos de todo el mundo, interesados en ver de cerca esta maravilla de la ingeniería y reflexionar sobre su impacto en la historia y el medio ambiente de Australia.

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