¿Qué pasa con la Iglesia durante el interregno?

El papa Francisco.
El papa Francisco. / Efe

21 de abril 2025 - 12:22 Actualizado: 21 de abril 2025 - 12:20

Cada vez que un Papa fallece o renuncia, la Iglesia Católica entra en un período único y solemne conocido como sede vacante. Este interregno, que literalmente significa "entre reinados", es un tiempo de transición en el que la sede de San Pedro queda vacante y la Iglesia se prepara para elegir a un nuevo líder espiritual para más de 1.300 millones de católicos en todo el mundo. Pero, ¿qué sucede exactamente durante este período? ¿Cómo funciona la Iglesia sin un Papa al frente?.

El gobierno de la Iglesia en pausa

Durante la sede vacante, la autoridad suprema de la Iglesia recae en el Colegio Cardenalicio, el cuerpo de cardenales que, bajo la dirección del Camarlengo, administra los asuntos urgentes de la Santa Sede. El Camarlengo, un cardenal designado por el Papa anterior, es responsable de gestionar los bienes temporales de la Iglesia y de asegurar que el proceso de elección del nuevo Pontífice se lleve a cabo de manera ordenada y conforme a las normas establecidas.

Sin embargo, es importante destacar que el Colegio Cardenalicio no tiene la facultad de tomar decisiones que alteren la doctrina o la estructura de la Iglesia. Su papel es meramente administrativo y de custodia, asegurando que la institución siga funcionando mientras se prepara el cónclave, la reunión secreta en la que los cardenales eligen al nuevo Papa.

El cónclave: el corazón del interregno

El cónclave es el evento central de la sede vacante. Durante este período, los cardenales electores (aquellos menores de 80 años) se reúnen en la Capilla Sixtina para votar por el nuevo Papa. El proceso está rodeado de un estricto secreto, y los cardenales permanecen aislados del mundo exterior hasta que se alcanza una decisión. La fumata blanca, que emerge de la chimenea de la Capilla Sixtina, es la señal que anuncia al mundo que un nuevo Papa ha sido elegido.

Mientras tanto, las actividades ordinarias del Vaticano se reducen al mínimo. Las audiencias papales se suspenden, y las decisiones importantes se posponen hasta que el nuevo Pontífice tome posesión de su cargo. Sin embargo, la vida de la Iglesia continúa: las misas se celebran, los sacramentos se administran y las diócesis de todo el mundo siguen funcionando bajo la dirección de sus obispos.

Un tiempo de reflexión y oración

Para los fieles católicos, la sede vacante no es solo un período administrativo, sino también un tiempo de reflexión y oración. Es un momento para pedir por la guía del Espíritu Santo en la elección del nuevo Papa, quien será considerado el sucesor de San Pedro y el pastor supremo de la Iglesia.

¿Qué pasa con las reformas y los proyectos pendientes?

Uno de los aspectos más delicados de la sede vacante es el impacto que tiene en los proyectos y reformas iniciados por el Papa anterior. Durante este período, las iniciativas en curso se detienen o se posponen, ya que solo el nuevo Pontífice tendrá la autoridad para decidir si continúan, se modifican o se cancelan. Las cartas apostólicas, encíclicas y otros documentos pontificios quedan suspendidos hasta la elección del nuevo Papa.

El fin de la sede vacante

La sede vacante concluye en el momento en que el nuevo Papa acepta su elección y pronuncia las palabras: "Acepto". A partir de ese instante, comienza un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia, marcado por las esperanzas y los desafíos que trae consigo un nuevo pontificado.

Mientras tanto, el mundo observa con atención este proceso milenario, que combina tradición, espiritualidad y un profundo sentido de responsabilidad. La sede vacante no es solo un período de transición, sino un recordatorio de que la Iglesia, aunque humana en su estructura, se sostiene en una fe que trasciende el tiempo y las circunstancias.

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