Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Desde el 7 de agosto de 2014, el sector de las frutas y hortalizas se ve afectado por el veto ruso que impuso el Gobierno de Rusia a las importaciones de alimentos procedentes de la Unión Europea, entre otros, como represalia a las sanciones aplicadas por los países occidentales a raíz del apoyo de Moscú a los insurrectos en Ucrania. ¿Qué escenario se encontrarán las exportaciones de frutas y hortalizas españolas tras su levantamiento, si no hay contratiempos, el próximo 31 de diciembre tras más de seis años en que otros países se habrán hecho hueco en este mercado?
Hasta el cierre de Rusia, este destino pintaba bien para el comercio exterior local. Así, en el informe ‘El mercado de las frutas y hortalizas frescas en Rusia’, difundido por el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) y elaborado por la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Moscú en noviembre de 2013, se señalaba que entonces el producto español gozaba de una buena imagen entre los clientes rusos, el crecimiento de las ventas españolas sólo de hortalizas al mercado ruso era de media del 30% al año, en cuanto a venta directa, puesto que la cifra se disparaba si se añade la producción española, sobre todo andaluza y almeriense, que va a parar a Rusia pero se comercializa desde otros países como Holanda. Concretamente, en 2012 España vendió hortalizas a Rusia por valor de 51 millones de euros. Este posicionamiento de las hortalizas locales que se estaba consolidando en el mercado ruso iba a contracorriente de lo que sucedía con las holandesas, cuya caída era de en torno al 36%. Según datos manejados por Fepex, la exportación española directa de frutas y hortalizas españolas a Rusia en 2013, antes del veto, totalizó 230.729 toneladas, abarcando una amplia gama de productos, pero el volumen real se consideraba muy superior dado el fuerte peso de las reexportaciones desde otros Estados miembros, como Francia, Países Bajos y Polonia. Del total exportado por España a Rusia en 2013, un total de 161.356 toneladas correspondieron a frutas y casi 80.000 toneladas de hortalizas.Desde entonces, las medidas adoptadas por la Unión Europea (UE) y España para la apertura de nuevos mercados que compensen este ‘embargo’ no han permitido alcanzar el volumen de exportaciones perdido, que para el conjunto de la UE ascendió a 2.394.295 toneladas en 2013, año previo al veto, por un valor de 1.911 millones de euros.
Para Almería eran casi más importantes las perspectivas que había sobre el mercado ruso que en sí el comercio que había entonces. En concreto, según los datos elaborados por la Delegación Territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente en Almería, a partir del informe de Estacom y trasladados en agosto de 2014 coincidiendo con la noticia del veto, la provincia vendió en 2013 a Rusia productos agroalimentarios valorados en 14,7 millones de euros, lo que supondría el 0,6% del volumen total de las exportaciones del sector hortofrutícola almeriense si se contextualizaran en los envíos al exterior de la campaña 2013-2014, que ascendieron a 2.300 millones de euros. Pero el auge de este mercado estaba contrastado ya que esos 14,7 millones de euros de valor exportado suponían un incremento del 42,5% respecto a los envíos realizados a Rusia al cierre de 2012. Además, entre enero y mayo de 2014, las ventas de productos agroalimentarios almerienses a Rusia mantenían la tendencia al alza. Las 43 empresas de la provincia que enviaron productos a dicho país facturaron casi 8,1 millones de kilos, un 18,4% más que en el mismo periodo de 2013. La mayor parte de estos envíos correspondían a hortalizas frescas (7,6 millones de kilos, un 28% más). También se enviaron 244.000 kilos de cítricos (un 69% menos) y 221.850 kilos de frutas frescas (un 193% más). El valor de estas ventas ascendió a 8,5 millones de euros, un 19% sobre el mismo periodo de 2013. Este incremento se explicaba, sobre todo, en el comportamiento de las exportaciones de frutas frescas (264.7000 euros, un 155% más), así como al de las hortalizas frescas (8,1 millones de euros, un 25% más).
Ahora el escenario seguramente sea distinto, tanto por la inmersión de otros competidores como el propio impulso que se ha dado a la agricultura por parte de Rusia, además ya se han vivido efectos: “El veto ruso nos está afectando porque es una de las consecuencias de que no podamos desahogar el mercado europeo”, así lo señalaba a este diario Juan Carlos Pérez Mesa, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales y profesor titular de la Universidad de Almería (UAL) especializado en el área de agronegocios y gestión de la cadena de suministros, en una información relativa al cultivo de pimiento y que, en el caso del comercio internacional señalaba que Israel era uno de los principales competidores de Almería en pimiento en la Unión Europea pero que casi ha desaparecido de la misma porque ha destinado su producción al mercado ruso; en este sentido, en 2018 enviaron 70.000 toneladas a Rusia.
Esta primavera, Fepex difundía el auge de la producción rusa de hortalizas de invernadero. De acuerdo a datos de las autoridades rusas, recogidos por el último Boletín de Noticias del Exterior del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, hasta el 28 de abril de 2020 en los invernaderos se recolectaron 389.300 de toneladas de hortalizas, lo que supone un 29,4% más que en el mismo período de 2019. En particular, la cosecha de pepinos de invernadero ascendió a 274.600 toneladas, un 30% más que el año anterior, y la de tomates se elevó a 107.600 toneladas (un 30% más).
Este año, el Ministerio de Agricultura de Rusia espera una producción récord de hortalizas de invernadero que podría alcanzar al menos 1,25 millones de toneladas, lo que supondría el 9,6% más que en 2019. Este crecimiento se está debiendo a las inversiones hechas en modernización de invernaderos y en la construcción de otros nuevos, según el director de la Unión Nacional de Productores de Frutas y Hortalizas, Mijaíl Glushkov. En los últimos cinco años, en el país se han construido más de 1.100 hectáreas de invernaderos.
El objetivo de Rusia es conseguir el autoabastecimiento de la población en lo que a hortalizas se refiere, como han reiterado las autoridades en distintas ocasiones y actualmente se cubre la demanda de pepinos en un 90% y de tomates en un 60% que son las dos hortalizas más cultivadas en este país.
Antes de verano la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas (Fepex), así como diversas asociaciones de frutas y hortalizas de los Estados miembros, pedían a la Comisión Europea que impulse las negociaciones para la apertura del mercado ruso, cuyo veto está previsto que concluya el 31 de diciembre de este año. No obstante, la política de fomento de la producción nacional impulsada por las autoridades rusas -ya que hay que recordar que iniciaron un programa de apoyo financiero para la construcción y modernización de invernaderos- y el refuerzo de la presencia de otros países proveedores como Turquía o Marruecos, en estos años en los que las producciones europeas han estado ausentes, entre otros factores, hacen prever, según Fepex, que cuando se abra el mercado ruso, éste no tendrá ni la dimensión ni las características que antes del veto.
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