Última hora
Un kamikaze siembra el pánico en la A-381 a la altura de Los Barrios

López Muñoz, alcalde eterno

Primera alcaldía

De último regidor pedáneo a primer edil de la Villa en 1870. Una vida dedicada a los linenses.

Retrato de Lutgardo López Muñoz.
J. M. T.

20 de julio 2020 - 11:00

La figura de Lutgardo López Muñoz ha sido eclipsada por la de Luis Ramírez Galuzo, cuyo busto realizado por el célebre escultor cordobés Mateo Inurria decora los jardines municipales como culmen de los actos de celebración (con un año de retraso debido a una epidemia) del cincuntenario de la fundación del municipio linense, en 1921. Ramírez era entonces el único superviviente de aquella primera corporación municipal del 20 de julio de 1870. En dichos actos cayó en el olvido la figura del verdadero artífice de la creación de La Línea, Lutgardo López, político veterano y primer alcalde de la recién inaugurada Villa.

Datos personales

Los padres, Juan López y Ana Muñoz, eran naturales y vecinos de la ciudad de San Roque, donde nació Lutgardo en el año 1815, siendo bautizado en la Iglesia Mayor de Santa María la Coronada. Más tarde contrajo matrimonio con una algecireña, María de los Dolores Isabel Zaragoza Benavides, en la iglesia de Nuestra Señora de la Palma. La joven pareja se asentó en la pequeña pedanía de La Línea de Gibraltar (actual Línea de la Concepción). Allí, la familia aumentaría con siete hijos: Ana, Juan, Antonio Eugenia, Lutgardo, Elisa y Clotilde.

La casa familiar de los López Zaragoza estaba situada en la calle Real. Gracias a varias fotografías antiguas, conservadas en el Archivo Histórico Municipal Francisco Tornay, es posible observar cómo eran las primeras y modestas viviendas de los linenses que se asentaron en la pedanía. Se trataba de una modesta casa de dos plantas, al estilo de vivienda típica de un pueblo andaluz, que en nada tenía que ver con las típicas viviendas linenses de la burguesía comercial que se empezaron a construir a partir de 1870.

Fachada pintada de blanco, con puertas de madera y ventanas, contando la de la planta inferior con la típica celosía, que permitía entrar la luz, pero a la vez resguardar la intimidad del interior para todo aquél que paseara por la calle. La planta superior contaba con sencillos balcones y una cubierta de tejas a dos aguas.

Falleciendo su esposa Dolores el 8 de marzo de 1893, Lutgardo, estando postrado en cama y sintiéndose cansado, llamó al notario, Joaquín Sánchez Piquero, el 8 de julio de aquel año, para hacer testamento en su propia vivienda, falleciendo ese mismo día, con 78 años. Su muerte coincidió con las celebraciones de las Veladas y Fiestas, y el ayuntamiento decidió, en señal de duelo de quien “portó por primera vez el bastón de mando municipal”, no encender las luces de la Caseta Municipal, ni que la banda de música actuara en la Plaza de Prim (actual Constitución).

Como católico y convencido practicante, era cofrade de la Hermandad de la Purísima Concepción (Inmaculada) y su cadáver recibió los honores de ser acompañado por un escuadrón desde la Parroquia de la Inmaculada Concepción hasta el cementerio viejo (actualmente se sitúa la Policía Nacional y el Colegio Santiago).

Datos profesionales

Desde joven y durante el resto de su vida, militó en el partido monárquico liberal, de ideología de corte progresista, que defendía entre otras medidas el sufragio universal, es decir, que todos los ciudadanos pudieran votar (en aquellos tiempos sólo lo podían hacer los varones, a diferencia de los moderados, de ideología conservadora, que defendían el voto censitario (sólo podían votar unos pocos con posibilidades económicas y con la obligatoriedad de saber leer y escribir).

Desde el año 1833 hasta el año 1868, reinando Isabel II, estaba vigente el sufragio censitario y el poder de los moderados era casi omnipresente en los diferentes gobiernos nacionales, teniéndose en cuenta que eran pocos los linenses dentro del censo del Ayuntamiento de San Roque quienes tenían derecho a voto.

La Línea se caracterizaba entonces por ser la tierra de acogida de personas desde diferentes puntos de España, que o bien huían de la guerra de los franceses en 1810 o que simplemente llegaban para empezar la nueva vida que ofrecía el comercio con Gibraltar.

Lutgardo era propietario de una huerta llamada de San José, la cual le fue cedida por el poder militar, situada justo al lado del Cuartel de Infantería, De la misma podía abastecerse a sí mismo y dar una parte para el ejército. En el el año 1873 se la vendió al rico comerciante italiano, afincado en Gibraltar, Jerome Saccone Mashio, quien construiría su quinta de recreo, actual Museo Cruz Herrera. Como político local, fue un representante de los linenses en el Ayuntamiento de San Roque en varias ocasiones.

En el mes de agosto de 1860, siendo segundo teniente de alcalde en San Roque, estaba veraneando con su familia en los baños de Manilva, cuando se le comunicó que había aparecido un brote de cólera en La Línea. No dudó en volver a su pedanía para atender a los vecinos. Una vez allí se le avisó de que en el vallado de una huerta se encontraba Marcelino García pidiendo que se le atendiera en el hospital provisional establecido. Pero a este señor, al no ser militar, se le negó la entrada al centro de salud, por lo que el alcalde lo llevó a su propia casa, para ser atendido en una de las habitaciones por tres facultativos, aunque desgraciadamente no se le pudo salvar la vida.Durante todo el brote estuvo pendiente de la población, ayudando a los pobres y visitándolos día y noche, para que pudieran ser mejor atendidos. También se conoce que, en una ocasión, al naufragar el vapor francés Juan Bautista en la playa de levante, puso su vida en riesgo al ayudar al rescate de náufragos y cargamento, que pudo salvarse.

Lutgardo fue crítico con la Real Orden de 1862, que prohibía construir o reparar construcciones que no fueran militares en La Línea. Durante su alcaldía pedánea, entre 1864 y 1865, se construyó la Comandancia Militar, donando toda la piedra empleada para construir él mismo, procedente de Sierra Carbonera. Finalmente, en 1869, con la colaboración del comandante Joaquín Christon, consiguió legalizar la posibilidad de reparar edificios civiles y hacer nuevas construcciones en La Línea. Por ese gesto el alcalde rotuló a la Plaza Vieja (actual Cruz Herrera) como Plaza de Christon.

Fue una persona reivindicativa y luchó porque La Línea tuviera una escuela para niñas, empedrado en las calles, un alumbramiento público, etc...

Asimismo, fue el artífice, junto a Carlos Bianchi, de la solicitud de segregación de La Línea de Gibraltar en 1869 para poder fundarse como municipio propio.

Esa propuesta fue apoyada por 330 vecinos y contó con el apoyo provincial de José González de la Vega, vicepresidente de la Diputación Provincial y luego presidente (jefe provincial del partido monárquico liberal, al que pertenecía Lutgardo).

Conseguida la segregación el 17 de enero de 1870, y haciéndose efectivo el primer ayuntamiento el 20 de julio del mismo año, Lutgardo salió elegido alcalde.

El Gobierno de la nación le recompensó con el título de “Jefe Honorario de la Administración Civil”. Ocuparía el cargo de concejal en diferentes corporaciones y de nuevo sería alcalde entre abril y julio de 1881.

Legado

Hombre respetado por su trayectoria política y humanitaria tanto en vida como una vez fallecido. En su honor se rotuló una arteria que abarca desde la calle Carboneros hasta la Avenida de España. Su hijo, Lutgardo López Zaragoza, fue el primer cronista oficial de La Línea y en 1899 publicó su obra Guía de Gibraltar y su Campo, donde se recopila la historia, callejero, vecinos, publicidad, etc. de la época y de los municipios de la comarca. También fundó en 1888, el diario independiente del Campo de Gibraltar El Sino, editándose en la calle Real número 4, del que fue su director y propietario.

En definitiva, Lutgardo López Muñoz fue uno de los principales muñidores para que La Línea diera sus primeros pasos.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último