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La Línea de la Concepción/EL arte en La Línea es Luis Mañasco Lara. Vino a nacer en el año 1930, bajo una pintura de la patrona de los linenses, en la casa familiar de la calle San Pablo, número 11, en la Línea de la Concepción. Falleció a los 92 años el pasado enero, dejando tras de sí un legado artístico, humano y cofrade incomparable para los vecinos de La Línea. Una de sus últimas obras es el cartel anunciador de la Velada y Fiestas. Su dedicación con su pueblo lo llevó a convertirse en hijo predilecto de La Línea de la Concepción en el año 2019.
Su interés por las artes platicas, y en particular por la pintura, se remontan a la más tierna infancia, cuando siendo muy pequeño gana el segundo premio de un concurso de pintura en la feria. Su madre lo engalana y prepara con su ropa de domingo para ir a la feria y recoger su premio, pero allí descubre que no, que el premio no era para él. Quien le iba a decir al pequeño Luis que tendría un futuro más que prometedor en la pintura y que su arte sería más de una vez anunciador de su feria.
Mañasco llevó el linensismo en las venas durante toda su vida. Su gran vinculación con Gibraltar, al pertenecer su padre al peñón, ha estado muy presente en su vida. Pero al quedarse huérfano, se hace cargo de él y de su hermana Emily Mañasco, su tía Matilde, la hermana de su madre, de familia linense, hecho que marcaría para siempre su vida.
Una de las aficiones que marcaría su vida sería la Semana Santa siendo uno de los impulsores de esta fiesta en La Línea fundando en el año 1957 la hermandad del Silencio. Ese mismo año, y el año anterior, realiza sus primeras exposiciones de pintura en los vestíbulos de cine Imperial.
Su vinculación con el mundo cofrade elevó a la enésima potencia su arte realizando carteles, montando altares de culto o perfeccionado el arte de vestir a la virgen, o extendió su pasión por el arte a la floristería. Pregonero y restaurador, dirige las primeras cuadrillas de costaleros de la ciudad impulsando una nueva forma de cargar las imágenes.
Cerebro promotor de la Semana Santa tal y como se conoce actualmente en La Línea, fue marido, padre y abuelo, artista, en todas sus facetas, y sobre todo cofrade. Un linense polifacético que supo mover el arte nacido en La Línea hasta más allá de sus fronteras.
Sus obras emanan por los cuatros costados a su tierra, Andalucía, y sobre todo por los que la pueblan, especialmente las mujeres. Castizas, morenas, de raza, como las pintaría Julio Romero de Torres, pero con un estilo personal y único.
Toda su vida sus modelos, o musas como dicen los artistas, han sido las mujeres. Especialmente su mujer, María Belizón Marín, con la que estuvo unido hasta el fallecimiento de Mañasco. Con ella tuvo dos hijos Luis y Francisco, nacidos en Gibraltar y La Línea respectivamente. También se dedico a expandir y a dar a conocer la obra del insigne pintor linense, José Cruz Herrera, junto con su buen amigo Juan Mesa, él ha realizado bastantes exposiciones, las primeras en los años 50, en el cine imperial, continuando mas adelante con numerosas exposiciones en el circulo mercantil, siendo la ultima exposición de su trayectoria en el nuevo museo Cruz Herrera en el 2017.
Más allá de su faceta artística, Luis fue un buscavidas que trabajó donde pudo y donde hubo, pero siempre con un punto artístico. Esto lo demuestra su corta pero fructífera etapa como diseñador de moda en Confecciones Gibraltar o, en 1974, cuando junto a su mujer abrió una tienda de modas y la llamó “Mañasco Modas”, donde se especializaron en trajes de gitana.
Luis Mañasco Lara dejó un legado que hoy se traduce en uno de los linenses que con más colores mostró el arte que emana La Línea de la Concepción.
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