Toro del Aguardiente: una tradición más antigua que la ciudad

Cuando los fuegos artificiales terminen de resonar, cuando las luces del real se apaguen y parezca que la fiesta termina, emerge la tradición más esperada por los vecinos de San Roque en la semana de Feria Real: el Toro del Aguardiente.

Este clásico festejo es una costumbre arraigada en la localidad desde hace siglos. De hecho, es más antigua incluso que la ocupación de Gibraltar por los ingleses, que data de 1704, por lo que se puede entender lo que significa para la ciudad.

Las crónicas de la época narran que, en la antigua ermita dedicada a San Roque, cada 16 de agosto los gibraltareños peregrinaban hasta el lugar. Una vez se habían celebrado los oficios, ataban a un toro a un árbol para divertirse con él, como cuenta Lorenzo Valverde en su Carta Histórica.

Con la toma de Gibraltar y la emigración de sus ciudadanos hasta lo que hoy es San Roque se llevaron también esta tradición que no podía faltar cada año. El que por entonces era el toro de la soga se convirtió en el Toro del Aguardiente, quedando certificada para siempre como una de las fiestas y tradiciones más antiguas y peculiares del Campo de Gibraltar.

El inicio del festejo tendrá lugar a las 7 de la mañana, con el chupinazo que dará inicio al recorrido por las cercanías de la barriada de La Paz, con final en la Plaza de Toros. Los integrantes de la Peña Cultural Taurina serán, como es habitual, los encargados de guiar a Visitador, el toro de esta edición.

Nacido en 2018, será el protagonista de la fiesta, que finalizará en un encierro en la plaza de toros, donde también se soltarán tres vaquillas. Se calcula que un centenar de jóvenes corren al toro desde la barriada de la Paz y más de 3.000 personas se concentran en la plaza para ver el encierro.