Tarifa, un paraíso natural

Miles de turistas cada año visitan Tarifa, uno de los municipios más conocidos en todo el mundo e imperdible en las fechas veraniegas por la calidad de sus extensas y preciosas playas.

Desde la coqueta Playa Chica hasta la célebre Bolonia, pasando por la inacabable Los Lances, la famosa Valdevaqueros o la abarrotada Punta Paloma. Tarifa tiene siempre una playa que se adapta a lo que buscas y que te ofrece un agua cristalina para que el calor lo pases de la mejor manera.

Su costa es muy reconocida internacionalmente, ya que son decenas de publicaciones extranjeras las que sitúan a algunos de estos enclaves, especialmente Bolonia y Valdevaqueros, entre los de mayor calidad para visitar, no solo en España, sino en toda Europa.

También los deportes de viento se ven beneficiados del exclusivo enclave en que se sitúa la ciudad, a caballo entre Europa y Marruecos, ejerciendo de nexo entre dos continentes a través del Estrecho de Gibraltar, con la privilegiada situación de vientos que eso conlleva, ideal para que los amantes del windsurf o el kitesurf la visiten y disfruten de la climatología tarifeña.

Un pueblo entregado

Aunque el casco urbano de Tarifa dista de ser el de una ciudad de gran tamaño, especialmente en verano, llega a alojar a miles y miles de personas de todas las nacionalidades que se mezclan con los vecinos de toda la vida y forman un crisol de culturas que se conectan en puntos tan clásicos como el mercado de abastos o los bares del casco antiguo, así como tomando el sol en las playas de la ciudad.

Una convivencia entre el Mediterráneo y el Atlántico que enamora a todo el que pasea por su Alameda y por sus calles, con años de historia a sus espaldas.

Tanto es así que, cada año que pasa, más extranjeros deciden dejarlo todo y quedarse a vivir en Tarifa, pasando a integrarse entre los tarifeños que día a día disfrutan del municipio más meridional de toda la Península.

Fiestas populares

Aunque Tarifa es sinónimo de playas, mar y verano, también lo es de fiestas populares, donde el sentimiento de pertenencia brota por encima de cualquier estacionalidad turística.

Precisamente cuando el verano agota sus últimos coletazos y los últimos turistas apuran sus vacaciones en la ciudad, Tarifa se engalana para su Feria, un momento en el que todos los vecinos se reúnen entre las calles y casetas del recinto ferial para liberar cuerpo y mente junto a sus amigos y familiares, disfrutando de unas jornadas que son más que una tradición en la localidad.

Además de la diversión, la devoción tiene su hueco en estas fechas, ya que es el momento en que la patrona de la ciudad, Nuestra Señora de la Luz, abandona su santuario para reunirse con su pueblo. La cabalgata que la acompaña desde su residencia habitual hasta el centro de Tarifa es un momento imperdible para la gran mayoría de los tarifeños que, lejos del ajetreo habitual del verano, se unen en un momento especial para rendirle un cálido homenaje.