La Palmosilla, los toros de Tarifa que han arrasado en los premios de San Fermín

SANFERMINES 2022 I PAMPLONA

La familia Núñez, propietaria de La Palmosilla, ha recibido, por parte de la Casa de Misericordia de Pamplona, el Trofeo de la Feria del Toro, el cual reconoce a la mejor corrida de los recién finalizados Sanfermines

"El éxito te adocena, mientras que el fracaso te hace espabilar"

Los toros de La Palmosilla durante el tradicional encierrillo
Los toros de La Palmosilla durante el tradicional encierrillo / EFE

"El éxito ya está olvidado. Ahora a pensar en la siguiente", es la respuesta de Javier Núñez, ganadero de La Palmosilla horas después de que sus toros, criados en Tarifa, se hayan llevado el Trofeo de la Feria del Toro, el cual reconoce a la mejor corrida de los recién finalizados Sanfermines, un galardón con el que sueñan todos los criadores de bravo. Sombrerito, Pueblerino, Vinatero, Memorable, Remilgado y Arrumbadito han conquistado el corazón de Pamplona tanto por la mañana en el encierro, como por la tarde en la corrida, cuando el mayoral de la ganadería, Juan Guillén, originario de Facinas, y los tres toreros salieron a hombros de la Monumental pamplonica.

La familia Núñez, durante el apartado, con el Trofeo Carriquiri
La familia Núñez, durante el apartado, con el Trofeo Carriquiri / Carmen Mora

Una corrida histórica

"Lo normal es que en una corrida te embistan dos, luego otro se deje, salgan un par regulares... Pero en ésta había seis toros de triunfo", cuenta Javier Núñez. Ciertamente, a sus toros se la caían las orejas, como se dice en el argot taurino. No en vano, los matadores pasearon siete trofeos, un balance apoteósico que ni los aficionados más veteranos de Pamplona recuerdan. "Evidentemente, aún me queda un largo trayecto por mejorar la ganadería, en formas, ritmos, transmisión y colocaciones, pero creo que vamos por buen camino. Lo importante es tener fuelle suficiente para seguir evolucionando", añade con humildad el ganadero, quien dirige la divisa junto a su padre, José Núñez Cervera.

José Núñez Cervera recibe el "Premio Alpargata de Honor"
José Núñez Cervera recibe el "Premio Alpargata de Honor" / EFE

"Los toreros han pedido, cada uno, la cabeza del primer, segundo y tercer toro, a los que les cortaron las dos orejas. Y yo me he quedado con la cabeza del quinto, Pueblerino, el que más se acerca a lo que buscamos en La Palmosilla". Fue este Pueblerino un verdadero dechado de bravura y temple. "¡Alegría la que tenía el taxidermista! Que en una corrida de toros te pidan disecar cuatro cabezas es hacer el agosto en una tarde", bromea Javier Núñez, quien explica que la corrida que llevó a Pamplona era fina y baja, bien hechurada, pero con trapío. También muy igualada. "En eso, resulta un gustazo trabajar con La Meca porque nos dan cancha a los ganaderos para poder elegir".

"¡Alegría la que tenía el taxidermista! Que en una corrida te pidan disecar cuatro cabezas es hacer el agosto"

Decir la Meca y Casa de Misericordia -una institución ejemplar- es lo mismo. Todo el dinero que se recauda durante las corridas de toros en San Fermín se dona, desde hace un siglo, a una residencia para personas mayores sin ánimo de lucro situada en el centro Pamplona, la llamada "Meca".

Los toros de La Palmosilla en los corrales, antes del encierro
Los toros de La Palmosilla en los corrales, antes del encierro / EFE

"La gente estaba encantada en Pamplona", admite Javier Núñez. "Creo que hemos encajado muy bien entre la afición. También se tiende un poco a la exageración, usando el adjetivo histórico o similares. Pero es cierto que hacía muchísimo tiempo que no salían los tres matadores a hombros y los aficionados no recordaban una corrida en la que embistieran tantos toros. Todavía lo estoy asimilando. Me arde el teléfono. Y una cosa que me ha llamado la atención es la cantidad de ganaderos que me han llamado para felicitarme. Eso es algo que me emociona mucho porque, si alguien entiende de esfuerzo, son mis compañeros". De esfuerzo y sacrificio, pues la pandemia ha puesto en jaque a todo el sector, incluida a la propia Casa de Misericordia que, sin la celebración de los Sanfermines, se vio obligada a habilitar una web para realizar donaciones con el fin de paliar los efectos de la suspensión de la Feria del Toro y seguir financiando la residencia de ancianos.

"Hacerse un fijo en Pamplona era más una ilusión que un objetivo. Es, sin duda, la mejor feria para los ganaderos"

"Después de dos años durísimos, una cosa así te da ánimos para seguir luchando", admite el ganadero tarifeño. "Hay muchísimas ganaderías y cuesta abrirse un hueco. Y esto, quieras o no, va a suponernos un empujón enorme, sobre todo, de cara a la temporada que viene. Hacerse un fijo en Pamplona era, quizá, más una ilusión que un objetivo. Es, sin duda, la mejor feria para los ganaderos: la única en la que nos sentimos protagonistas absolutos por un día. Todo gira en torno al toro", una de las muchas singularidades de San Fermín.

El encierrillo, uno de los momentos más íntimos de la Fiesta del Toro
El encierrillo, uno de los momentos más íntimos de la Fiesta del Toro / EFE

Aunque La Palmosilla, antes del rotundo triunfo de este año, ya había dejado su tarjeta de visita en 2019, ganando el Premio Carriquiri al mejor toro del ciclo, un galardón que la familia recibió hace unos días. "Me hizo mucha ilusión que el Premio Carriquiri 2019 lo recogiera Micaela -la hija de Javier-, que acababa de llegar del colegio y estaba encantada. Luego le hicieron una entrevista. Yo me considero medio pamplonica y vivir un triunfo así rodeado de la familia y los amigos es algo muy especial. Inolvidable, de hecho. Ya le estoy dando vueltas a la cabeza a Pamplona 2023. De hecho, mañana ya estaremos en el campo apartando la corrida de toros del año que viene para empezar a prepararla", un claro ejemplo de que los ganaderos no descansan ni saben de vacaciones o festivos.

La terna saliendo a hombros de la Monumental pamplonica
La terna saliendo a hombros de la Monumental pamplonica / EFE

El día de toros en Pamplona

"El día de toros en Pamplona es sumamente especial. Desde la noche antes, en realidad, con el encierrillo -cuando al atardecer trasladan la manada a los corrales de Santo Domingo-; y por la mañana, con el encierro, el apartado, el sorteo, el enchiqueramiento, el almuerzo y la corrida. Te das cuenta de que toda la ciudad está pendiente del toro. Es el toro el que marca las horas en Pamplona. En otras ferias, los ganaderos, habitualmente, no somos los protagonistas, sino los que se ponen delante y se juegan la vida. Por eso, ver que nos tratan con tanto respeto, educación y cariño, es de agradecer", cuenta Javier Núñez, perfecto conocedor del espíritu de los Sanfermines pues cursó sus estudios universitarios en la capital navarra.

Las calles de Pamplona abarrotadas durante el encierro
Las calles de Pamplona abarrotadas durante el encierro / EFE

Sobre el encierro, reconoce el ganadero que era algo que le preocupaba. "Estaba un poco asustado porque fue multitudinario al coger la noche del sábado a la mañana del domingo. Había más gente en Pamplona que nunca. Le tenía miedo a que se produjera algún tapón o se lesionara algún toro, pero luego la carrera se desarrolló muy limpia y rápida. Los animales se abrieron, los corredores pudieron coger toro, la manada fue mandando a partir de Mercaderes y, pasada la curva de Estafeta, ya fue siempre por delante. El burraco fue, principalmente, el que abrió camino. A pesar de la cantidad de gente, salió un encierro bonito y cumplió un buen papel", también resultó muy veloz, durando dos minutos y veintitrés segundos.

"Los corredores se quejan de que ahora, con la preparación que los ganaderos le hacemos a los toros, los encierros salen demasiado rápidos"

"En Pamplona, el encierro es tan importante como la corrida. Si bien es cierto que, si el encierro marcha, pero después la corrida no camina, no hay nada que hacer. Los corredores se quejan de que ahora, con la preparación que los ganaderos le hacemos a los toros, los encierros salen demasiado rápidos. Pero hay que pensar que después, en la plaza, el toro se tiene que mover. Por eso prefiero perjudicar un poquito el encierro a cambio de favorecer el resultado final en el ruedo", reconoce Javier Núñez quien somete a sus toros a un auténtico entrenamiento a lo largo de todo el año en los correderos de la finca.

Una imagen del encierro de La Palmosilla
Una imagen del encierro de La Palmosilla / EFE

El impacto mediático de San Fermín es incuestionable. Durante una semana, todo el mundo tiene los ojos clavados en el desenfreno que vive la capital navarra. "Está Pamplona y después todas las demás plazas y ferias. La trascendencia de lo que allí sucede cala a nivel mundial. Estos días he contestado a más de 300 mensajes de todo el mundo donde nos daban la enhorabuena. He conseguido terminar de responder a todos esta misma mañana. Para nosotros es un antes y después. No hablo de subir un peldaño, sino de varias escaleras de golpe", resume el propietario de La Palmosilla, quien sostiene que las fiestas de San Fermín proyectan una imagen en todo el mundo y generan una marca de carácter internacional.

"Estos Sanfermines han sido un antes y después. No hablo de subir un peldaño, sino de varias escaleras de golpe"

Al finalizar la corrida, acudieron a Javier Núñez, que había presenciado el espectáculo desde el callejón de la plaza, para preguntarle si quería que le sacaran a hombros junto a los tres toreros, Rafaelillo, Manuel Escribano y Leo Valadez. "Les respondí que si pretendían matar al capitalista", ríe el ganadero. "Les propuse entonces sacar al mayoral, que está en mejores hechuras que yo. Además, en Pamplona, el mayoral es más importante que el ganadero. Se venera mucho esa figura. Al final, es la persona que convive día a día con los toros, cuidándolos constantemente. Es un premio que Juan Guillén merecía con creces. Tengo la suerte de contar con un gran equipo de profesionales en casa que viven como suyos tanto los éxitos como los fracasos de forma incondicional. Qué menos que Juan disfrutara también del sabor de la gloria y el triunfo en una plaza de la categoría de Pamplona". Así fue como Juan Guillén, nacido en Facinas, fue visto en el mundo entero.

Rafaelillo con un toro de La Palmosilla en Pamplona
Rafaelillo con un toro de La Palmosilla en Pamplona / EFE

Rafaelillo, de la muerte a la gloria

Rafael Rubio Rafaelillo volvía a Pamplona después de una escalofriante cogida que recibió en esa misma plaza el 14 de julio de 2019, que casi lo mata. El parte médico fue terrible: un Miura, un tanque, lo lanzó contra las tablas de la Monumental y, del impacto, sufrió múltiples fracturas costales, varias acabalgadas. Como si un camión le hubiera pasado por encima. El torero murciano fue sometido entonces a una toracotomía de urgencia. Regresar a San Fermín en 2022, ante la corrida de La Palmosilla, suponía enfrentarse con sus fantasmas. "Me sentí feliz por volver a Pamplona sin ningún miedo después de aquella cogida", narra Rafaelillo. "Empecé la faena en el mismo lugar y de la misma manera -pegado a las tablas y por alto- que cuando el Miura me echó mano en 2019. Era una prueba conmigo mismo y demostré que lo había superado. Al final, me lo tomé como un mano a mano interno para comprobar si quedaba alguna duda en mi interior. Muchos profesionales se dieron cuenta de que la faena que hice en Pamplona al toro de la Palmosilla tenía un porqué", explica con franqueza el torero.

"Me sentí feliz por volver a Pamplona sin ningún miedo después de aquella cogida"

"Rafaelillo estuvo muy emocionado todo el día", añade Javier Núñez. "Después de estar al borde de la muerte, volvió a Pamplona con el mayor éxito de su carrera en esa plaza, cortando tres orejas. Aunque no resultó fácil: sudó tinta", de hecho, el cuarto de La Palmosilla lo prendió feamente en un cambio de mano, poniendo a la plaza en pie, del susto. Pero el diestro ganó la batalla. "Lo vi feliz. Me alegro mucho después de todo lo que ha pasado. Se merecía un triunfo después de tanto sufrimiento", añade el ganadero.

Rafaelillo, tras conquistar Pamplona, enarbolando la bandera del Osasuna
Rafaelillo, tras conquistar Pamplona, enarbolando la bandera del Osasuna / EFE

Un emocionante gesto de Rafaelillo fue brindarle la faena de su primer toro al doctor Ángel Hidalgo y su equipo médico. "Me salió del corazón. Les debo todo. Les debo la vida. Si no fuera por ellos, no estaría aquí ahora mismo. Después de lo que he pasado y de este reencuentro con Pamplona, con mi plaza, estoy muy feliz como ser humano y como torero", confiesa emocionando el espada, quien sigue sufriendo dolores por el accidente de 2019. "Me han quedado molestias en la costilla flotante del lado izquierdo, he perdido capacidad torácica... Otras costillas han quedado cabalgadas... Hay muchos días en los que me despierto con dolor de riñones y también siento como si me estuvieran apretando constantemente la boca del estómago. A veces, el dolor es más agudo y tomo Paracetamol. Y cuando hago ejercicio con más fuerza, tengo que parar a descansar... sobre todo cuando me enfrío. Pero sé que estas lesiones forman parte de mi vida, las asumo y no me quejo. Yo he vuelto a nacer". Y precisamente eso es San Fermín: una fiesta por la alegría de vivir.

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