El hijo de Liliana Falco: "Mi madre está viva gracias al corazón de los vecinos de Tarifa y a su perro Ciro"

MUJER DESAPARECIDA

Luciano Fabricio, dueño del restaurante Pachamama, cuenta que su madre, con un principio de alzhéimer, estuvo a punto de morir de hipotermia

Encontrada en Tarifa Liliana Falco, desaparecida desde el jueves

Agradecimiento de la familia de Liliana Falco a Tarifa tras encontrarla después de 22 horas desaparecida

Foto facilitada por la familia de Liliana Falco. El pollito tapa la imagen de su nieta.
Foto facilitada por la familia de Liliana Falco. El pollito tapa la imagen de su nieta. / E.S.

Luciano Fabricio es uno de los tres hijos de Liliana Falco, la mujer de 76 años que desapareció en Tarifa el pasado jueves y fue encontrada 22 horas después por un dispositivo formado por la Guardia Civil, Policía Local, Protección Civil, efectivos del Ayuntamiento y vecinos a título particular.

El feliz hallazgo de "la mamma", como se refiere a ella Luciano, ha emocionado a toda la familia, procedente de Italia pero muy conocida en Tarifa pues, entre otros negocios, regenta el Pachamama, un restaurante de culto para residentes y visitantes. Luciano Fabricio llegó al municipio campogibraltareño en 2005, cuando abrió su primer negocio, una pizzería. Poco a poco, fue trayendo, desde Milán, al resto de la familia: primero a sus hermanos Paola y Diego y, después, a sus padres.

"No sé cómo dar las gracias a este pueblo que nos ha adoptado", relata a Europa Sur, aún emocionado, el propietario del Pachamama. "Mi madre está viva gracias al buen corazón de los vecinos de Tarifa. Vi incluso a gente desconocida buscándola bajo el temporal de lluvia y a agentes de policía que ni siquiera estaban de servicio", recuerda el milanés. "Ha sido conmovedor".

Liliana Falco sufre, desde hace unos años, un principio de alzhéimer. "Siempre ha sido una gran caminante, por eso está en tan buena forma física", explica su hijo. "Sin embargo, en los últimos tiempos, solo salía a dar cuatro vueltas a la manzana, alrededor de su casa, para sacar a su querido perro Ciro", un teckel, más conocido como perro salchicha.

Ciro, el fiel perro salchicha de Liliana Falco.
Ciro, el fiel perro salchicha de Liliana Falco. / E.S.

"En su paseo del jueves, mi madre se despistó. Atravesó el pueblo y después llegó hasta la playa de la Caleta, por una ladera de muy difícil acceso", narra Luciano Fabricio. "Empezó a llover y creemos que se cayó un par de veces. Acabó escondida debajo de un matorral y allí pasó toda la noche sin móvil ni documentación".

Cuando la Guardia Civil y la Policía Local hallaron a Liliana Falco el viernes por la mañana, sufría una hipotermia severa, tenía varias heridas y estaba casi inconsciente. "Si dieron con ella fue porque nunca soltó la correa de Ciro. Sus ladridos llamaron la atención de sus salvadores", agradece su hijo. "La policía nos dijo que si hubieran tardado unas horas más, no habría aguantado viva. Ha sido un milagro".

Liliana Falco muestra una fuente de espaguetis. Foto facilitada por su familia.
Liliana Falco muestra una fuente de espaguetis. Foto facilitada por su familia. / E.S.

Liliana Falco permanece en observación en el hospital Punta de Europa de Algeciras, con lesiones musculares, pero regresará pronto a casa, junto a su familia y sus nietas. "Cuando mi madre despertó, primero preguntó por su perro. Incluso antes, en su delirio, hablaba con él. Ciro, tenemos que irnos de aquí, está todo mojado, decía", cuenta enternecido Luciano Fabricio.

"Mi madre se hace querer muchísimo: es muy buena y optimista. Tiene, además, mucha fuerza física y mental: pasó su niñez en el África negra durante los años 50". Con su reaparición, "hemos pasado de la angustia a la felicidad más grande", concluye el dueño del Pachamama, quien cree que esta historia ha demostrado que "el poder de un pueblo puede lograr lo imposible".

El dispositivo de búsqueda de Liliana Falco en la playa de La Caleta.
El dispositivo de búsqueda de Liliana Falco en la playa de La Caleta. / E.S.
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