La arquitectura de Tarifa (V)
Observatorio de La Trocha
En la calle Sancho IV el Bravo, conocida popularmente como la Calzada, se levantan varias casas señoriales
La calle del Lorito conserva un arco de medio punto rebajado sobre el que se eleva una construcción que une las viviendas de ambas aceras
La arquitectura de Tarifa (IV)
Tarifa/En otra plazuela de Tarifa nos encontramos con una bonita casa de tres plantas, cuya tercera planta tiene dos miradores de rejas a cada lado y un balcón con voladizo en el centro, con una cornisa sobre su dintel y con un antepecho de rejas. En la tercera se abren tres balcones con apenas voladizos y antepechos de rejas muy simples; cada planta se separa por medio de unas finas cornisas. Es muy destacable el pretil de su azotea, dividido en tres tramos decorados con unas originales molduras muy historiadas.
En la calle del Lorito, cruzándola, se conserva un arco de medio punto rebajado sobre el que se eleva una construcción que une las viviendas de ambas aceras, con unas ventanas enrejadas a cada lado, de reminiscencias medievales.
En la calle del Privilegio, en su esquina con la de Sancho IV el Bravo se levanta la conocida como casa de Abreu, un típico ejemplo de casa señorial burguesa del siglo XIX. De planta cuadrada cuenta con tres pisos; su esquina se halla ligeramente achaflanada. En la planta baja se abren varias ventanas y la puerta de acceso, adinteladas con la clave algo resaltada y con molduras lisas; su paramento es de sillares de piedra. En la segunda planta de ambas fachadas se encuentran dos miradores de madera con vidrios en sus extremos decorados con unas finas cresterías, y en la parte central, hay dos ventanas y un balcón, con el voladizo sin apoyo de ménsulas. Los cuatro miradores y sus dos balcones tienen antepechos de rejas. Los vanos están decorados con molduras y los dos balcones centrales tienen unas cornisas sobre sus dinteles. En la tercera planta se abren en cada fachada tres balcones y dos ventanas, que tienen similares características a la de la planta segunda. Un pretil liso y macizo sobre una gruesa cornisa de varias fajas culmina el edificio.
Contigua a esta casa se levanta otra de dos plantas, en cuya planta superior destacan dos miradores de madera con vidrios en cada lado. En el centro se encuentra un balcón con el vano adintelado. Los tres voladizos carecen de ménsulas y sus antepechos están formado por barrotes de hierro fundido. En la planta baja se encuentra la puerta de entrada adintelada y dos ventanas, también adinteladas. En la acera de enfrente destacan dos viviendas contiguas, ambas de dos plantas. Una tiene la puerta de entrada con arco de medio punto, poco frecuente en Tarifa, en la planta baja y dos ventanas a cada lado con molduras planas; en la planta superior destacan dos cierros enrejados con volutas apoyados en ménsulas alabeadas y en el centro, un balcón cuyo vano se decorada con una moldura de sección escalonada, sus antepechos este de rejas y su voladizo también se apoya en dos ménsulas similares.
La otra casa muestras parecidas características, en su planta baja la puerta de acceso es adintelada y en la planta superior también cuenta con dos cierros de rejas sin volutas , con los voladizos apoyados en dos ménsulas alabeadas y en el centro se abre un balcón cuyo dintel se remata con un gran frontispicio triangular, su antepecho es de rejas con volutas y su voladizo se asienta también sobre dos ménsulas iguales.
En la calle Sancho IV el Bravo, conocida popularmente como la Calzada se levantan varias casas señoriales. Es curioso que por lo que actualmente es una calle con una calzada, hasta finales del siglo XIX discurría el arroyo Angorrilla. En la acera de la izquierda destacan cuatro edificios. Uno hace esquina con la calle San Donato, es de dos plantas más un torreón retranqueado. Su original fachada está revestida por unos azulejos con pequeños motivos geométricos, en la planta baja se encuentra la puerta de acceso, adintelada, cuyo vano se enmarca entre una molduras planas. En la parte alta podemos ver en el centro un mirador de madera con vidrios y otro en la fachada que da a la calle San Donato. En la parte superior de sus cristaleras lucen unos pequeños arquitos y sus antepechos son de barrotes de hierro con unas filigranas en su parte inferior; sus voladizos no tienen ménsulas de apoyo. En cada lado se abren sendos balcones adintelados , cuyos voladizos carecen de ménsulas y los vanos se enmarcan entre molduras de sección escalonada. Sus antepechos son similares a los de los miradores.
En esta misma acera nos encontramos con un edificio de tres plantas. En la planta baja se abre la puerta de entrada cuyo vano se enmarca entre dos pilastras de piedra con capiteles toscanos; sobre el dintel se extiende un arquitrabe culminado en una fina cornisa. En cada extremo se encuentran dos puertas cuyos vanos se decoran con molduras. En la segunda planta podemos ver un balcón cuyo voladizo se apoya sobre la citada cornisa de la puerta de entrada. Carece de ménsulas y su antepecho está formado por barrotes de hierro; el vano del balcón se encuentra enmarcado entre dos pilastras con molduras rehundidas y capiteles de estilo toscano. En la parte superior del dintel hay un arquitrabe en cuyo centro destaca una gola; sobre este arquitrabe resalta un frontón semicurvo. A cada lado se hallan dos miradores de madera y vidrios, cuyos antepechos y voladizos son semejantes al del balcón central. La tercera planta, separada de la segunda por una fina cornisa, cuenta con tres balcones adintelados, decorados por sendas molduras lisas y cuyos voladizos tampoco tienen ménsulas de apoyo; sus antepechos son, igualmente, de barrotes de hierro. En la parte superior discurre una cornisa y sobre ella el pretil de la azotea con molduras romboidales.
A la derecha de esta casa, avanzado más hacia la acera, se encuentra otra casa también de tres plantas. En la planta baja se encuentra la puerta de entrada con arco escarzano; en la segunda planta se abre un balcón con arco escarzano en el centro, flanqueado por sendos miradores de madera y vidrios. Sus voladizos no se apoyan en ménsulas, pero están decorados con molduras de sección escalonada y sus antepechos son de hierro fundido con un diseño bastante original. La tercera planta dispone de tres balcones también con arcos escarzanos y con similares antepechos y voladizos a los de la planta segunda. Una cornisa separa ambas plantas y sobre esta tercera discurre otra más gruesa y decorada con dentículos. Sobre esta cornisa se levanta el pretil liso de la azotea.
La siguiente casa es la denominada “casa amarilla” porque su fachada está revestida con placas de piedra pintadas de este color. También cuenta con tres plantas. En la baja se abren tres vanos adintelados con molduras planas, en el centro se halla la puerta de entrada. En el centro de la segunda planta se encuentra el balcón, cuyo vano se enmarca entre molduras; su voladizo se sustenta sobre dos ménsulas de perfil sinuoso y su antepecho es de hierro fundido con un diseño fusiforme. Este balcón está flanqueado por dos miradores de madera y vidrios, cuya parte alta se adorna con arquitos; sus voladizos y antepechos son similares al del balcón central. La tercera planta, separada por una gruesa cornisa dispone de tres balcones adintelados con molduras planas y con el mismo tipo de antepechos, aunque sus voladizos son de escaso vuelo y sin ménsulas de apoyo. Corona la fachada otra gruesa cornisa sobre la que se extiende el pretil liso de la azotea.
En la acera de la derecha se levantan dos edificios, bastante reseñables. El primero, de tres plantas, restaurado recientemente, está adornado en su esquina, algo redondeada, por unas molduras verticales y sus plantas altas se separan por medio de cornisas con dentículos. Lo corona otra cornisa más gruesa, también con dentículos, y sobre ella se encuentra el pretil de la azotea decorado con elegantes molduras. En la planta baja se abren ocho puertas adornadas con molduras lisas, con arcos escarzanos, cuyas claves están resaltadas. En la fachada de la segunda y tercera plantas que mira hacia la calle Sancho IV se encuentran en cada planta tres balcones con arcos escarzanos, con los vanos resaltados con molduras, cuyos voladizos sin ménsulas se adornan con cornisas de sección escalonada, con antepechos de hierro fundido con calados en su parte baja. En la fachada lateral, en cada una de las plantas se abren, respectivamente, cuatro balcones del mismo estilo y en el centro destacan sendos miradores de madera y vidrios.
La otra casa, también de tres plantas, tiene una esquina bastante redondeada, decorada con molduras a modo de sillares; una gruesa cornisa con dentículos remata la tercera planta y da paso al pretil de la azotea. En la fachada que mira a la calle Sancho IV, bastante estrecha, tiene, en su planta baja, dos puertas adinteladas y en las plantas segunda y tercera se abren dos balcones adintelados con molduras de sección escalonada, antepechos de hierro fundido con filigranas en su parte inferior y voladizos sin ménsulas. En la fachada lateral por cada planta se abren cuatro vanos del mismo estilo; en la baja como puertas; en la segunda, se encuentra un balcón central corrido flanqueado por otros balcones, y en la tercera, cuatro balcones.
En cuanto a la calle Ntra. Sra. de la Luz, también hallamos interesantes edificios. Al poco de iniciar la cuesta hacia abajo encontramos a la izquierda una vivienda de dos plantas; en la baja se abren tres vanos con arcos escarzanos enmarcados por molduras planas y en la alta, a cada extremo, sobresalen dos miradores de madera con vidrios que flanquean un balcón central, también con arco escarzano y una moldura; los tres voladizos se asientan en sendas ménsulas de piedra de perfil sinuoso y sus respectivos antepechos son de hierro fundido con un diseño fusiforme. La planta alta se remata con una gruesa cornisa y el pretil de la azotea.
Al lado de una vivienda con un escudo nobiliario sobre el dintel del balcón central de la planta alta, se levanta una monumental casona, de aspecto muy burgués decimonónico. Consta de tres plantas, en la baja se abren cuatro ventanas enrejadas con barrotes de hierro colado y la puerta de acceso, con arcos escarzanos y con sus vanos enmarcados entre molduras. En cada extremo de la segunda planta destacan sendos miradores de madera y vidrios, con los antepechos de barrotes de hierro colado y cuyos voladizos se apoyan en dos ménsulas de perfil alabeado respectivamente y con los tejadillos decorados con cornisas de sección escalonada. Entre estos dos miradores se encuentran tres balcones con el mismo tipo de voladizos y de antepechos, cuyos vanos tienen arcos escarzanos y se enmarcan entre molduras. La tercera planta cuenta con cinco balcones del mismo tipo, pero cuyos antepechos carecen de ménsulas de apoyo. Todo el paramento está revestido con revoque que imita a sillares. El edificio se remata con una cornisa y un pretil.
Más abajo podemos ver otra casa de tres plantas en cuya planta baja se abre la puerta de acceso enmarcada entre dos pilastras de capiteles de tipo toscano, entre las que se extiende el arquitrabe del dintel de la puerta. Sobre este dintel descansa, apoyado en dos ménsulas prismáticas, el voladizo del balón central en la segunda planta, cuyo antepecho es de hierro fundido con un diseño fusiforme. El vano está enmarcado por dos pilastras sobre las que se extiende una gruesa cornisa de varias fajas. A cada lado de este balcón se encuentran otros dos, con el mismo tipo de antepechos y de voladizos, pero cuyos vanos solo tienen unas molduras lisas; en el extremo izquierdo podemos apreciar un cierro enrejad, de simples rejas. En la tercera planta se abren cuatro ventanas rectangulares con unas pequeñas molduras, Las plantas se separan por unas cornisas y la última se corona también por otra cornisa que da paso al pretil de la azotea.
Autor
Juan Carlos Martín Matilla
Licenciado en Filología, vocal de Patrimonio de la Asociación Cultural La Trocha y miembro de la Sección 2ª Arqueología, Etnología, Patrimonio y Arquitectura del Instituto de Estudios Campogibraltareños.
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