Reportaje
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La Cueva de Atlanterra, un crisol de periodos prehistóricos pintados en sus paredes

Observatorio de la Trocha - Nuestro arte prehistórico

Situada en el término municipal de Tarifa, es una de las maravillas en el extremo sur peninsular

Sus motivos rupestres reflejan una continuidad de utilización del abrigo desde momentos iniciales del paleolítico superior hasta finales de la prehistoria

Enclave rupestre de Jara I y II, un paseo por diferentes momentos de nuestro pasado

Lámina 1, Vista frontal de la cueva de Atlanterra, Tarifa.
Hugo Alberto Mira Perales

21 de abril 2023 - 04:00

La cueva de Atlanterra, situada en el término municipal de Tarifa, es una de las maravillas en el extremo sur peninsular, está muy próxima a la costa bañada por el océano atlántico, y se sitúa en pleno Parque Natural del Estrecho. Sus motivos rupestres reflejan una continuidad de utilización del abrigo desde momentos iniciales del paleolítico superior hasta finales de la prehistoria, con sus motivos esquemáticos. Esta pequeña oquedad, aunque recibe el nombre de cueva, no tiene más de varios metros de ancho y largo. Actualmente está cavidad cuenta con una verja que no permite acceder a ella, estando así protegida de la vandalización a la que ya fue sometida. Se sitúa en plena urbanización del mismo nombre, y más concretamente dentro de la parcela de una vivienda. (Lámina 1).

Haciendo un pequeño repaso a la historiografía de esta cueva, comentamos que apareció descrita en 1975 por Uwe Topper en la prestigiosa revista alemana Madrider Mitteilungen, del Instituto Arqueológico Alemán, dentro del extenso trabajo de prospección de arte rupestre en la zona del extremo sur peninsular que llevó a cabo el matrimonio Topper desde 1969 hasta 1974 (Gómez de Avellaneda 2014, 2019 y 2022- Diego S. Fernández, 2023), siendo denominado Atlanterra el enclave por esos investigadores a causa de la cercana urbanización. Esa primera publicación citada fue el resultado de los primeros trabajos de prospección realizados en esta cavidad, adjudicando a los motivos localizados, una cronología postpaleolítica, de tipología esquemática, no siendo percibido ningún motivo figurativo paleolítico es ese momento. Si fue consignada, la gran mayoría de los motivos esquemáticos repartidos por sus paredes, como antropomorfos, zoomorfos, cruciformes, zigzag, etc., todos ellos típicos en el gran conjunto de enclaves localizado en la provincia gaditana.

Continuando en el tiempo no fue hasta 1988 cuando el matrimonio Topper publicó, gracias a la Diputación de Cádiz, y nada menos que con prólogo del catedrático José María Luzón la primera obra general desde 1929 referente del arte rupestre en el extremo sur peninsular Arte rupestre en la provincia de Cádiz, recogiendo en esta publicación gran número de abrigos y cavidades repartidas por la zona del Estrecho. En esta nueva publicación tampoco se hizo referencia al arte paleolítico en la cueva de Atlanterra. Recientemente, un grupo de entusiastas del arte prehistórico, en equipo con la Diputación provincial de Cádiz, ha elaborado una cuidada y enriquecida segunda edición de esta obra ya histórica.

Casi una década más tarde, ya en 1996, el malogrado investigador Lothar Bergmann, que tanta huella ha dejado de su figura y trabajos, hace referencia después de visitar la cavidad, de un motivo paleolítico, en este caso una cierva trilineal. Poco años más tarde, en 1999, Martí Mas y Sergio Ripoll, tras un estudio de la cavidad localizan diferentes motivos enmarcados en una cronología postpaleolítica, además de percibir un posible bóvido y un équido, además de la cierva trilineal que localizo Lothar Bergmann.

Lámina 2, Cierva trilineal paleolítica.

Varios años después Santiago Vílchez publica la cronología paleolítica de varias de las figuras de la cueva de Atlanterra, tras varios estudios realizados entre los años 1982 y 1993. En la década siguiente los pocos trabajos realizados se centraban siempre en lo ya localizado, sin ver más allá de lo hasta entonces descrito. A finales de 2010, el investigador Julián Martínez recoge este enclave rupestre dentro de su trabajo sobre Arte Paleolítico al aire libre en el Sur de la Península Ibérica: Andalucía, situando el arte localizado en Atlanterra dentro de una cronología solútreo magdaleniense.

Ya en 2019 esta cavidad paso a formar parte de los documentales producidos por Radio Televisión Española, Arqueomanía, donde Diego S. Fernández junto al conductor del programa Manuel Pimentel, llevaron a cabo un repaso cronológico a las diferentes grafías representadas en este enclave rupestre. Acabando este breve repaso a la historiografía de los trabajos que aluden a los descubrimientos y trabajos de investigación realizados en esta cavidad, no podemos dejar a tras el que hasta la fecha es el último trabajo donde se recoge todo el arte paleolítico de la provincia de Cádiz. Hablamos del libro de reciente aparición Arte paleolítico en Cádiz, Tras los orígenes del simbolismo humano, del Dr. Diego S. Fernández Sánchez, de la editorial Almuzara.

Las figuras del panel 1 están formadas por un zoomorfo, en este caso un cérvido de estilo trilineal (Lámina 2), pintado utilizando un pigmento de color rojo oscuro. Otro de los motivos son un conjunto de barras pareadas en zigzag, este motivo es abstracto, también realizado en pigmento de color rojo oscuro. La última figura que recoge este panel es una agrupación de puntos, también motivo abstracto y realizado al igual que los anteriores en pigmento de color rojo oscuro.

Lámina 3, Motivo postpaleolítico con forma de estandarte.

El panel 2, constituido por tres motivos, al igual que el panel1, cuenta con un motivo figurativo zoomorfo, en este caso un protomo de équido (cabeza de caballo), realizado en trazo grueso y con pigmento de color rojo oscuro. El siguiente motivo es abstracto y lo compone un trazo grueso que conforma una figura oval, pintado en color rojo oscuro. Y el tercer motivo de este panel, está formado por una agrupación de puntos, también incluida en el abstractismo rupestre, pintada también en color rojo oscuro.

El ultimo panel paleolítico que se localiza en esta cavidad de Atlanterra, este situado en el techo de la misma, formado por un zoomorfo, en este caso un cérvido, pintado con un pigmento de color rojo claro y realizado con trazo fino. Todos los motivos de los paneles 1 y 2 se superponen e infraponen entre sí, lo que nos hace pensar en diferentes periodos de ejecución de los mismos. Siendo estos motivos los más antiguos de la cavidad, son los peor conservado, además de las afecciones propias sufridas en el soporte, cuentan con un machaqueo literalmente de motivos postpaleolíticos, que son los que pasaremos a describir a continuación.

Aunque es una pequeña covacha, cuenta con gran cantidad de motivos pintados postpaleolíticos, posiblemente enmarcados en los periodos de la Edad del Bronce e incluso la Edad del Hierro. Esta amalgama de figuras entremezcladas algunas, forman un gran panel lleno de color, que varía en casi todas las tonalidades que abarca el color rojo.

Uno de los motivos que sobresale en esta cueva son los puntiformes, que se localizan distribuidos por casi todas las paredes de la misma, y que pueden agruparse formando líneas solitarias, líneas pareadas, o como agrupaciones sin orden, formando nebulosas de puntos, solitarios alguno de ellos y con diferentes diámetros. Siempre repartidos por todo el friso pintando, a modo de un posible conteo, en principio no atribuible a que, o simplemente como acto de prueba cromática. Actualmente existen muchas posibles teorías para explicar este tipo de motivos para nosotros abstracto. Lo que sí está claro es la gran cantidad de puntos presentes en las paredes de la cueva, ya que podemos estar hablando de más de trescientos.

Otro de los motivos destacables en estos paneles son los antropomorfos (figuras humanas), del tipo cruciforme, que se reparten en toda la cueva. Estos elementos cruciformes están formados por un simple trazo vertical cruzado por un trazo más corto horizontal, siendo la representación de la figura humana de forma muy esquematizada, siendo posiblemente motivos de la etapa final de la prehistoria, la mayoría de ellos se realizaron en un pigmento de tono rojizo muy claro, destaca una agrupación de tres cruciformes observándose que están unidos entre sus brazos, a modo de algún tipo de danza.

Lámina 4, Panel general con diferentes motivos, Cueva de Atlanterra.

Además de estos cruciforme, también se representaron varios tipos más de antropomorfos, algunos con brazos en asa, con el miembro sexual marcado, y como motivos más singulares una agrupación de cuatro figuras muy estilizadas, donde el artista dio volumen a las diferentes partes del cuerpo, acentuando las caderas en la figura femenina e incluso remarcando un posible vestido o faldón en esta figura. Las tres figuras restantes posiblemente masculinas, están una de ellas cogida de la mano e incluso se observa los brazos entrelazados con las cinturas de varias de las mismas, al igual que la agrupación de tres figuras descrita anteriormente también parece que estén ejecutando alguna danza.

En menor medida se localizan figuras zoomorfas esquemáticas muy simplificadas, alguna de ellas formadas por un simple trazo horizontal a modo de cuerpo y cabeza del que parte varios trazos perpendiculares a modo de extremidades.

Para cerrar la descripción figurativa, hay que destacar dos motivos, uno de ellos a modo de estandarte (Lámina 3), pintando con pigmento de color oscuro, y la última figura a destacar es una de unos 40 cms de alto, que al observarla se nos representa aparentemente como la silueta de un insecto, con cuerpo abultado, varios trazos que parte del mismo a forma de patas, en la parte superior un pequeño trazo a modo de cabeza y un trazo largo que supuestamente conforma un brazo. Este motivo también está realizado en pigmento de color rojo (Lámina 4).

En esta covacha reutilizada en el tiempo por diferentes clanes que pasaron por la zona, se ha conservado durante miles de años un verdadero muestrario grafico rupestre, que en la actualidad está protegido con una reja, que hace imposible acceder a su interior, siendo posible desde la citada barrera el poder ver todos estos motivos. Es importante concienciar del valor patrimonial que aporta esta cueva de Atlanterra, conocer lo que alberga y quién realizo estos motivos, y porque o para que la idea de su conservación a lo largo del tiempo, y por qué no, pensar que sus autores pintaron con la idea de que esto fuese visto en un futuro por otras personas. Siempre nos quedara la duda, de por qué y para qué, bueno, como suelo repetir: no tenemos él equivalente a una “piedra de Roseta” que nos pueda aclarar el significado de estos motivos pintados, como sucedió con los jeroglíficos egipcios.

Hugo Alberto Mira Perales es especialista en arte prehistórico de la Asociación Cultural La Trocha y miembro de la 2ª sección (Arqueología, Etnología, Patrimonio y Arquitectura) en el Instituto de Estudios Campogibraltareños. Miembro del Proyecto First Art, editor 1902 COMMITTEE.

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