Un descubrimiento en una cueva de Tarifa adelanta el origen del dibujo técnico 20.000 años
Arte Sureño
Investigadores de la Universidad de Cádiz hallan en la figura principal de la cueva del Moro pruebas de la utilización de herramientas para dibujar y grabar
El análisis del caballo demuestra que lo hicieron dos personas apoyándose en conceptos como el paralelismo, la perpendicularidad y las tangencias
En el museo del Louvre, en París, se expone una pequeña estatua del rey sumerio Gudea, llamada El arquitecto, que data del año 2450 antes de Cristo. Sobre el tablero que se apoya en las rodillas aparece esculpido un dibujo de construcción donde, de forma esquemática, se representan los planos de un edificio. Hasta ahora, la historiografía lo ha considerado la primera manifestación que se conserva del dibujo técnico. Hasta ahora. Tres investigadores de la Universidad de Cádiz creen haber encontrado, en una cueva con pinturas rupestres situada en Tarifa, indicios de que el homo sapiens ya aplicó conocimientos relacionados con el dibujo técnico y la geometría en el Paleolítico Superior, alrededor de 20.000 años antes de que se realizara la pequeña estatua del monarca pionero de la arquitectura. Antes incluso de que se pintaran los bisontes de Altamira.
Antonio Ruiz Trujillo, Ana María Gomar Barea y María Lazarich González, del Plan Andaluz de Investigación Desarrollo e Innovación (PAIDI) Hum 812 para el estudio de las formación de la prehistoria reciente, han presentado su descubrimiento en un artículo sobre la Cueva del Moro, ubicada en la ensenada de Bolonia, conocida por su representación de figuras de caballos grabadas en las paredes.
La primera pista la encontraron en el material elaborado durante un proyecto dirigido por Lazarich y Margarita Díaz Andreu, de la Universidad de Barcelona, en 2021. Al realizar restituciones 3D, 2D y calcos se detectaron pinturas no registradas hasta entonces. Entre ellas aparecieron circunferencias pintadas, imperceptibles a simple vista, con perforaciones en el centro. Esto fue lo que les sugirió una relectura desde la perspectiva de la geometría de la figura principal, un gran caballo ejecutado en una técnica mixta de pintura y grabado que es único en el sur peninsular. Tras analizarlo en profundidad han concluido que se aplicaron en su confección conocimientos relacionados con el dibujo técnico y la aritmética en "uno de los yacimientos de arte prehistórico más importantes del sur de la Península Ibérica".
La asociación entre los piqueteados y las nuevas circunferencias les sugirió incluso "la utilización de herramientas vinculadas al dibujo técnico". Esta "acción antrópica e intencionada" de agujerear la pared es producto " de la colocación de un objeto punzante con el objetivo de configurar un compás rudimentario". "De esta manera se pudieron delinear contornos circulares con cierta precisión y equidistancia sobre un soporte que, por sus características naturales, dificulta esta acción sin apoyo instrumental", explican en el artículo. Los investigadores apuestan por "una guía maestra, quizá una cuerda fina".
A partir del análisis de la "inclinación equilibrada" de la figura, alineada con ciertos puntos clave del caballo que determinan la armonía, descubrieron que la disposición de varias cazoletas (en arqueología, un pequeño hueco artificial excavado en la superficie de algunas rocas) y una hendidura fina a través de dos de ellas no podía ser casual. Fue apareciendo una "relación aritmética sospechosamente exacta". Por ejemplo, en la unión entre los vértices de la grupa y la cabeza o en la intersección de las extremidades delanteras con el vientre. Además, entre otros descubrimientos a la hora de analizar la proporcionalidad apareció por ejemplo que una recta trazada de la unión del codo-barbilla es tangente con la parte inferior del conjunto de circunferencias concéntricas y otra hacia la quijada.
Estas líneas lanzadas por todo el dibujo muestran un error de proporcionalidad, en la altura del cuerpo en relación con la cabeza y en las patas que se conservan, que los investigadores achacan "a la dificultad que entraña realizar una manifestación de ejecución compleja en un soporte rocoso".
Los dos grupos de motivos pintados (anaranjados y granates) "distan mucho de ser una nube de puntos, más bien se disponen ordenados matricialmente por filas y columnas". Las cazoletas que son de la misma época que el caballo y la mayoría de las perforaciones "se relacionan con el proceso de ejecución y planificación". "Son la consecuencia de apoyar un instrumental en el soporte para realizar ciertas operaciones", dicen.
La figura principal del caballo es "un proyecto artístico donde se involucra la disciplina del dibujo técnico y la aritmética, con el propósito de que lo representado se asemeje lo más fiel posible a la realidad". Además de un boceto inicial, "hubo un planteamiento sobre su encuadre o encaje dentro de la cavidad" que condicionó el dibujo. Este fue realizado "a mano alzada en un gesto de destreza del autor" que se tuvo que "apoyar en una serie de conceptos geométricos como paralelismo, perpendicularidad, y tangencias". No creen que el método, "extremadamente preciso" usado para el dibujo fuera a partir de un trazado de paralelas con pigmento, ya que no se observan en los tratamientos de imagen realizados. O bien se han perdido por ser muy finas o las perforaciones se usaron para sujetar hilos que sirvieran de guía.
El perfil del animal se pintó primero para después ser grabado y luego repintado, lo que explica trazados que no están incisos. En este proceso tuvieron que colaborar dos personas, añade el artículo, ya es imposible que una sola lo hiciera sin ayuda. "Se afianza la idea de que este enclave fue un santuario para las bandas de cazadores-recolectores que frecuentaron el extremo su peninsular", finaliza.
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