Tarifa en verano: Cara y cruz de un municipio al límite
TURISMO
El incremento de la población en la temporada estival revela las limitaciones de las infraestructuras de electricidad, teléfono, aparcamientos y servicios al ciudadano
El Ayuntamiento refuerza su plantilla y busca un perfil de visitante respetuoso con el municipio y su entorno natural frente al turismo juvenil
Un miércoles de agosto. 21:40. Una chica callejea por el centro de Tarifa con paso vivo mientras manda una nota de voz a alguien. Posiblemente a su pareja o a sus amigas. "Acabo de aparcar. He estado más de media hora dando vueltas y al final he tenido que irme a la otra punta del pueblo", justifica. Por más que acelera el ritmo, ya sabe que llegará tarde.
“No cabe ni un alfiler”, es la expresión más recurrente por parte de los vecinos de Tarifa para explicar cómo se transforma el municipio costero durante los meses de verano. Una buena parte de los tarifeños se afana por tratar de llevar una vida más o menos normal en un destino vacacional cada vez más demandado sin verse desplazados por los turistas.
La chica de la nota de voz se pierde entre una marea de extranjeros en chanclas y pantalón corto que inundan la Alameda. Algunos con un cucurucho de helado; otros con una cerveza en lata. Un niño llora pidiendo subirse a unos cacharritos instalados y cuyo viaje cuesta 3 euros. La joven se abre paso a casi codazos.
El alcalde de la localidad, Francisco Ruiz Giráldez, traslada estas sensaciones de vecinos y foráneos en cifras. Si la población normal de Tarifa se encuentra en los 18.400 habitantes, en julio y agosto se multiplica hasta alcanzar los 40.000. Unos datos que el regidor obtiene gracias a la compañía encargada de la retirada de los residuos sólidos urbanos. Y si se tira de los datos del consumo de agua, el aumento de población alcanza los 70.000 habitantes. Este volumen supone un importante reto para la gestión del Consistorio al que se hace frente.
La imprecisión en el número de visitantes -30.000 turistas de diferencia entre unas fuentes y otras- llama la atención. Según Susana Meynet, directora de un establecimiento hotelero en la localidad, el motivo nace del elevado número de apartamentos ilegales que se encuentran vía Internet. “Hay bastante gente no profesional que quiere aprovechar la explosión turística para poner en el mercado aquello que tiene a precio de oro, empezando por sus casas, lo que atrae a un visitante muy diferente del que buscamos los profesionales del sector”.
En opinión de Meynet, la avalancha de visitantes genera numerosos inconvenientes tanto a nivel profesional como personal. “Es cierto que la demanda hotelera es altísima, pero la infraestructura del pueblo no puede dar respuesta a este aluvión de gente”, agrega. Y pone como ejemplo los recurrentes cortes de luz, agua y teléfono que sufre el municipio durante el verano. “Así tampoco damos un buen servicio”, explica la empresaria.
“Al final, el cliente está pagando un alojamiento a precio de algo exclusivo pero encuentra deficiencias en los accesos a la playa, la limpieza de las calles, la falta de patrullas policiales, atascos de todo tipo, la imposibilidad de encontrar aparcamiento, la espera en bares y restaurantes, la invasión de algas... Hay un sinfín de detalles que están afectando negativamente a la experiencia del turista en Tarifa”. Y también a su valoración final.
Como vecina, Susana Meynet describe los meses de verano como “estresantes”. “Quien vive aquí tiene que transformar su vida en verano -añade-. Ir al pueblo resulta imposible porque se encuentra saturado. Tampoco puedes visitar los bares que habitualmente frecuentas porque hay que reservar con semanas de antelación. De aparcar, ni hablamos. Y de los atascos en la carretera tampoco”. Por todo ello, Meynet considera que habría que poner límites. “Tarifa debería ser un destino de calidad, naturaleza y conexión con el medio. Si seguimos por esta vía nos lo cargamos”, zanja.
María es una vecina que cuenta los días que faltan para que finalice el verano: “Tengo muchas amistades que se marchan de Tarifa durante estos meses. En parte también porque sus caseros los echan de sus pisos”. Y añade que son habituales los contratos de alquiler de septiembre a junio, reservándose los propietarios los meses de verano para pasarse al lucrativo alquiler vacacional, sacando 150-200 euros la noche. “Si tienes dos tiestos, puedes permitirte quitarte del mogollón. Pero, ¿y si tienes una casa montada? ¿Qué haces entonces? ¿Dónde te metes en julio y agosto?”, se cuestiona María, quien también cuenta sus problemas para ir y venir de forma diaria a Algeciras, donde tiene su trabajo.
“En Tarifa siempre he aparcado en la calle, pero este verano he tenido que alquilarme un garaje. Cada día, a la vuelta de la oficina, me quedaba vendida. Literalmente no encontraba un hueco para aparcar”, protesta esta vecina que, a continuación, describe las dificultades que sufre a la hora de acudir a un bar. “Lo mismo te vas sin cenar o tienes que esperar tres horas para conseguir una mesa. Por otro lado, cada vez hay menos sitios que acepten reservas”. Bajar un rato a la playa supone otra odisea. “Voy caminando hacia Valdevaqueros hasta que encuentro algún sitio. No se cabe”, resume María.
“Cuando salgo temprano por la mañana, los barrenderos están limpiando y hacen todo lo que pueden. Pero es imposible mantener la ciudad limpia con la cantidad de gente que nos juntamos aquí”, explica esta vecina. A lo largo del año, Tarifa cuenta con una plantilla municipal de 26 personas encargadas de la limpieza viaria de la ciudad. Durante el verano, el Ayuntamiento refuerza este equipo con 11 nuevos trabajadores. Para la limpieza de las playas, normalmente trabajan 4 personas a las que, en temporada alta, se suman otras 30. En total, el Consistorio tarifeño contrata a 41 empleados de forma extraordinaria para la limpieza de calles y playas a lo largo del periodo estival, lo que se traduce en un presupuesto extra de 500.000 euros.
Una apuesta por el turismo inteligente
Junto al refuerzo de la plantilla, el Ayuntamiento de Tarifa ha apostado por las nuevas tecnologías y el Big Data en el ámbito del turismo inteligente. Un primer paso ha consistido en la reciente instalación de wifi gratis en varias plazas y calles del casco histórico. “Estamos intentando conocer los flujos de personas en el municipio a través de la iniciativa Red.es y de la Diputación de Cádiz, la cual permitirá saber las necesidades del turista y, en consecuencia, ayudará a anticipar los servicios más demandados”, explica el alcalde. El Castillo de Guzmán el Bueno, el paraje multi-aventura La Paloma, el centro de reservas para avistar cetáceos y el observatorio ornitológico de Cazalla, son algunos de los enclaves donde se han instalado estos sensores de captación de datos.
El Consistorio también trabaja para declarar el casco histórico como zona acústicamente saturada con el fin de mejorar la convivencia entre los vecinos y los veraneantes. “De forma paralela, estamos preparando una nueva Ordenanza de ruidos que esperamos aprobar en el próximo Pleno”, avanza el primer edil quien también expone soluciones para paliar los impedimentos a la hora de aparcar.
“El año pasado pusimos autobuses lanzadera para unir las bolsas de aparcamiento en el extrarradio con el casco histórico. Sin embargo, en 2022, la contratación ha quedado desierta porque ninguna empresa se ha presentado al concurso”. El alcalde reconoce, no obstante, que el servicio de lanzaderas no contó con una gran aceptación de público. “Quizá la gente desconocía su existencia”, explica. “De todos modos, vamos a insistir y volver a sacar una licitación para 2023”. Ruiz Giráldez añade que las herramientas que barajan desde el Ayuntamiento para paliar los problemas de aparcamiento son el acondicionamiento de más bolsas en las afueras y la construcción de un nuevo parking subterráneo para 500 plazas en la zona de El Olivar.
Soluciones para los problemas de suministro
“Este año hemos sufrido cortes de suministro eléctrico principalmente en la zona de la carretera N-340 a causa de averías”. El alcalde reconoce que, a veces, se producen microcortes por alta demanda en el municipio, pero que la mala conservación de las líneas ha sido el motivo de la mayoría de problemas generados este verano. “Son cuestiones normales en la costa por la abrasión del mar, la cual deteriora mucho los circuitos. Por eso, estamos en contacto con la empresa distribuidora para que mejore las infraestructuras”, aunque Ruiz Giráldez tampoco descarta que haya que aumentar la capacidad de carga.
“Tarifa no tiene problemas de restricciones de agua. Sin embargo, en algunos lugares como Atlanterra y El Cuartón, donde se utiliza agua potable para regar los jardines, hemos tenido que sacar un bando para regular el consumo. No porque no haya agua, sino porque la tubería de conducción principal no puede llevar tanto caudal a determinadas zonas”. Explica el alcalde que este problema se solucionará próximamente en Atlanterra mediante la reutilización de agua depurada para las zonas ajardinadas. “Sólo falta construir la red separativa para que ese agua llegue a las urbanizaciones”, aclara. “Además, se garantizará el suministro a futuro mediante una nueva tuberíadesde Barbate hasta Tarifa”, lo cual también mejorará el abastecimiento en la parte de Zahara.
En busca de nuevos perfiles de visitantes
“Actualmente, estamos focalizando el turismo de música en vivo con el objetivo de atraer a un perfil más cultural”. El alcalde acepta que el público joven “de botellón y demás” sigue existiendo, pero no es el visitante que prefieren para Tarifa. “Buscamos un turismo más familiar y desestacionalizado”. Ruiz Giráldez pone como ejemplo la celebración de la Noche en Blanco, la Ruta del Atún y otras actividades culturales, deportivas y de naturaleza fuera de la temporada veraniega.
Susana Meynet también aboga por ser más selectivos y poner el punto de mira en el cliente que valora “la faceta más tranquila de Tarifa”. “Todos deberíamos remar para convertir esto en un destino sostenible y de calidad en vez de vender la imagen de diversión, chiringuito y copas”, apunta la empresaria. María opina que va a resultar complicado darle la vuelta a la tortilla. “El poder de las redes sociales es tremendo. Si tú abres Instagram o TikTok sólo ves vídeos de gente joven emborrachándose en Tarifa. Todo por postureo. Esto se ha convertido en Ibiza”, denuncia la vecina tarifeña. “Si yo vivo en Tarifa es por algo completamente distinto. Lo que me gusta es bajar a un chiringuito y leer un libro. Con todo esto se me abren las carnes”, protesta María.
Todo tiene un precio y la cara más positiva de la explosión turística en Tarifa durante el verano son, sin duda, las cifras de empleo. “En el mes de julio -explica el alcalde- hemos sido el municipio de la provincia de Cádiz con menos índice de paro. En enero estamos en torno a un 27-28% de población desempleada y ahora nos encontramos en un 14-15% gracias a la activación económica que genera el turismo", una opinión que comparten numerosos trabajadores del sector de la hostería.
“Como Ayuntamiento y administración pública no nos sentimos parte pasiva de lo que acontece en Tarifa durante el verano -resume Ruiz Giráldez-. Muy al contrario, entendemos que hay que generar herramientas que creen un equilibrio entre la actividad turística y el bienestar de los vecinos”. El alcalde señala que su principal objetivo ahora consiste en planificar y ordenar el crecimiento del municipio como uno de los principales destinos de ocio en España, un desafío más que complejo.
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