¿Cómo es 'Cardo'? un crudo retrato generacional
Realidad en ficción
Atresplayer Premium preestrena en el Festival de San Sebastián esta serie realista y rupturista de Ana Rujas y Claudia Costafreda, con el respaldo de Los Javis
Chus Lampreave parece seguir viviendo en Juani Ruiz, de la población sevillana Badolatosa, que transmite su ternura en cada plano que comparte con Ana Rujas, María, una casi treintañera que sin destino ni ganas de encontralo transita por las drogas, las inseguridades y un entorno de amigas que también están pidiendo auxilio aunque no se den cuenta.
Para expresar lo que vive la generación nacida a finales del siglo XX y este se necesitan miradas actuales y es lo que plasma Cardo. Una insólita serie de seis episodios que se convierte en aguafuerte generacional en un Madrid desportillado y donde cada uno intenta sobrevivir a su manera.
Esta dramedia áspera para Atresplayer Premium se ha preestrenado en el Festival de San Sebastián (así fue la rueda de prensa) y estará bajo demanda dentro de unas semanas. Reducir lo que sucede en Cardo a lo que aparece en la pantalla es quedarse corto en el relato levantado por Ana Rujas y Claudia Costafreda, pareja creativa reunida por los Javis con un resultado que no va decepcionar.
Una de las secundarias más conocidas, Yolanda Ramos, augura que Cardo es una “revolución” porque es la voz adelantada de los jóvenes narradores y su desencanto, su precariedad. Su soledad envueltos en su burbuja del móvil. En las escenas de esta convivencia acre entre Caranbanchel y Malasaña el off se detiene para confirmar que está pensando realmente el personaje y los diálogos por whastapp son la vida misma. La que hay en la calle. No es el Madrid de plástico de series complacientes.
Cardo es una producción de Atresmedia con Suma Latina y con Buendía Estudios (La Templanza, ahora mismo con el estreno de Los protegidos. El regreso) que escapa de lo convencional y evoluciona desde la carcasa de Veneno con el mundo personal de Rujas, que dirige y a la vez protagoniza este surtido de almas en dudas en el que se integran marchas procesionales y música indie, entre estampas cofrades. La fe religiosa se encuentra como papel pintado en el entorno de sus personajes.
Es inevitable comparar lo que supuso la irrupción de Pedro Almodóvar a principios de los 80 con su reflejo contemporáneo en las desdichas de María. Sólo quienes ahora rondan por los veintitantos pueden contar con más exactitud que sienten los jóvenes que están en los botellones que le hacen la burla a la responsabilidad ante el covid.
Clara Sans y Ana Telenti son las dos amigas de María. Una de ellas, la compañera de piso, desatada de probar lo que se encarte con el sexo y embarcada en una vida más superficial de lo que ella cree; y la otra, la amiga leal que cree tener la solución para que María halle el buen camino mientras ha montado una existencia propia de lo más acartonada. Diego Ibáñez, la voz de Carolina Durante, es un fichaje justificado:un niño bien, sobreprotegido por la familia, y que María busca al ser el vértice vulnerable de la tragedia que de manera involuntaria ella ha levantado. Pero habría que insistir, contar Cardo sin verla no hace justicia a la complejidad narrativa de sus autoras.
Atresplayer Premium, que ya rompió barreras con Veneno y con un programa como Drag Race España, tiene en Cardo otra expresión diferente y rupturista en la televisión. José Antonio Antón, director adjunto de Contenidos de Atresmedia, resalta la libertad con la que el equipo de la serie ha podido trasladar todo lo que deseaban contar y Sonia Martínez, directora editorial de Buendía Estudios, la mayor experta en creación en series de España, asiente hacia el tino de Javier Calvo y Javier Ambrossi en cosechar el talento de quienes buscan una oportunidad merecida.
Cardo, precisamente, también va (de la falta) de oportunidades.
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