La brutalidad del racismo de 'Raices' que puso a EEUU, y a nosotros, ante el espejo
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El fallecimiento de John Amos, que dio vida al protagonista de la serie en su vida adulta, recuerda lo que supuso aquella ficción a finales de los 70 en todo el mundo
Cuando Marlon Brando fue el jefe del partido nazi en Estados Unidos
'Holocausto', TVE protegió a Hitler hasta 1979
Lo que en la TVE del monopolio fueron los Grandes Relatos, series de prestigio que sobre todo llegaban desde Reino Unido (la primera, Yo, Claudio) y desde EEUU, donde en los años 70 se rentabilizaron los best sellers convirtiéndose en ficciones de dimensiones cinematográficas. De aquellas remesas en la España que daba sus primeros pasos con la Constitución escoció especialmente Holocausto, quitando la venda sobre el exterminio de los judíos por pate de los nazis. Era una obligada didáctica (por allí aparecía una joven actriz llamada Meryl Streep) que irritó a los nostálgicos que en 1979 aún manejaban a TVE y puso a España ante el espejo de los horrores de los años 30 y 40. La Segunda Guerra Mundial, que comenzó por nuestra Guerra Civil, parecía entonces más lejana que ahora. La televisión enjuagó los ojos de la memoria.
Antes de los exterminios de los totalitarismos, EEUU trató un genocidio propio y anterior: el de la esclavitud del siglo XIX, que nos iguala en la responsabilidad a todas las potencias occidentales. Raíces, que emitió en noches seguidas la cadena ABC, vinculada a Disney, fue un auténtico terremoto social en tierras norteamericanas ya que ponía rostro humano a los abusos del pasado.
La novela de la familia del autor, Alex Haley, tomaba forma a partir de Kunta Kinte, el joven gambiano capturado y trasladado a una hacienda de Virginia. Levar Burton, que poco antes había sido seminarista, era aquel adolescente llevado en un barco negrero, un campo de exterminio flotante, hasta las colonias norteamericanas. Los latigazos por su negativa a llamarse Tobi (él insitía en su nombre, Kunta Kinte) fueron lo que ahora llamaríamos un vídeo viral.
Amansado por la violencia, el protagonista adulto tomaba forma del robusto y firme personaje a cargo de John Amos. Un actor hasta entonces vinculado a la comedia por La chica de la tele que humanizaba así la triste resignación de los esclavos, para impresión de aquella audiencia. Amos ha fallecido a los 84 años tras una variopinta carrera en cine y en televisión. Ha muerto pocos días después de James Earl Jones, y su venerable voz, que fue el propio escritor Haley en Raíces 2, donde Marlon Brando interpretaba a un jefe nazi en EEUU. Un valor de aquellos capitulos de Raíces es que los papeles de malvados estaban a cargo de queridos actores de serie, como Lorne Greene (Bonanza), y Edward Asner, (Lou Grant en La chica de la tele) que encarnaban a explotadores y potentados infames.
Aquella televisión denunció el racismo a través de relatos creíbles, apretando el realismo desde sentimientos íntimos del asombrado espectador. Tal vez ahora hemos perdido toda capacidad de asombro hacia los dramas ajenos.
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