Jesús Quintero vuelve a la radio, a la madrugada de la Cadena SER
Entrevista a Andrea Quintero
'El Faro' emite en la madrugada del domingo a lunes, a la 1.30 la primera entrega del pódcast 'La colina del Loco: la radio que inventó Quintero', que se presenta el lunes en Radio Sevilla, narrado por su hija Andrea
Dejamos muy solo a El Loco en su colina
Javier Salvago | Poeta: “Quintero siempre pensó que aún no había hecho su mejor programa”
Sí, Jesús Quintero vuelve a la radio, al silencio de la noche. En forma de un pódcast que llega en esta próxima madrugada a la 1.30 en El Faro de la Cadena SER. Y en días sucesivos se completarán las seis entregas de La colina del Loco: la radio que inventó Quintero, narrado por su hija Andrea, recorrido documental y sentimental por El Loco de la Colina, cuando el personaje absorbió al comunicador onubense fallecido hace dos años.
Pregunta.–¿Cómo podría definir El Loco al cabo de 40 años, de unos años cuando usted no había nacido?
Respuesta.–Nos hemos esforzado por resumir tanto en tan poco tiempo. Hemos querido dibujar la colina de Quintero con el contexto de aquella época: se charlaba de manera diferente, se vivían las cosas de manera distinta. He escuchado las 400 horas de entrevistas conservadas y me he peleado por cada minuto para que entrara todo lo necesario. He disfrutado y llorado mucho con la directora del pódcast, Ana Alonso de Blas, oyendo muchas horas de radio. Como productora de Carne Cruda entrevistó a mi padre, que le apasionaba. Hay que valorar que Jesús se llevara su programa a Andalucía, a Sevilla, para estar cerca de la gente, de su gente. Para transmitir el espíritu y el aje. Cuánto de sabiduría hay en las personas con aje.
P.–Y un equipo en Radio Sevilla que se implica en la locura.
R.–En el pódcast extraemos los momentos con su sonido original, con su ambientación musical y de sonidos como la fuente o los pájaros que habían en el estudio, jaula a la que se le ponía un micrófono Neumann. Los técnicos aprovechaban al máximo la atmósfera, sin montaje posterior, todo en directo. Aparecen Honorio Pinillos, Javier Andino, el técnico de sonido Manolo Arenas...
P.–¿Rescatan también la primera etapa, en Radio Nacional?
R. –Sólo nos centramos en los años de la SER, las madrugadas del 83 al 86. Se viene a Sevilla cuando el personaje no se le había comido del todo, El Loco era un alter ego que compartía bastantes cosas con Jesús Quintero y el anonimato entonces le hacía libre. Vivía la calle y se llevaba al programa al quiosquero de La Campana o a Mariano, del Donald, para que friera un huevo en el estudio. Me emociona oír a mi padre casi rapeando, evocando a Cernuda: “el Sur es un desierto que llora mientras canta, y esa voz no se extingue como pájaro muerto”.
P.–Se escondía. Se escondió tras el antifaz cuando pregonó el Carnaval de Cádiz.
R.–Con El Beni. Con esa frase de “aquí hay que mamar”. Es el Sur. Montaba en la radio una juerga con El Beni, con Garbancito, que era el vendedor de lotería de Rocío Jurado. Llegaban de la Feria y la montaban. O se marchaba a la Feria dejando un fragmento grabado y se lo dejaba caer al oyente.
P.–¿Cuánto había de directo?
R.–El Loco de la Colina en el 80% de las veces era en directo, de 12 a 3 de la madrugada. Ya al final, con la depresión, le costaba ir a la emisora y se grababa en falso en directo. Supo captar a la gente. La palabra era curativa para él. Se dirigía a los solitarios, a los que sufren. Lee cartas del Frente Polisario para los saharauis que le escuchaban desde el desierto. Hizo el programa desde el cementerio, desde el manicomio, en un convento. Me encontré su despedida de Radio Sevilla manuscrita en un papel verde. Ese texto aparece en una entrevista con Mario Vargas Llosa, ahí está su despedida de la radio, su despedida de la vida.
P.–Ahora lo entendemos mejor pero ¿qué cree que pasó?
R.–El Loco surgió de una depresión. lo cuenta Raúl del Pozo, en Radio Nacional. Él en Madrid no se hallaba. Se empezó a sentir mal, no conocía a sus vecinos. Era el niño que se había criado en San Juan del Puerto, cuando los pupitres de la escuela se iban quedando vacíos por la emigración. Con Paco Cervantes se le ocurrió hacer un programa con otros elementos que había trabajado, como El hombre de la roulotte, que paraba allá donde iba. Lo de Mayores sin reparos no le gustaba el nombre y con Paco surgió lo de El Loco por el tema de Paul McCarntney The fool on the hill. Fue una dedicación vital absoluta. Tras tantos años centrado en un trabajo que le ocupaba todo el tiempo, simplemente se quemó.
P.–Renació dos años después, en TVE, con El perro verde...
R.–La televisión no le permitía la fantasía de la radio pero le dio forma a lo que le gustaba hacer. Con Javier Salvago crea El perro verde y ahí tiene una sana división entre personaje y persona. Necesitaba hacer algo nuevo, porque había estado aprisionado de sí mismo. Cuando pasa a la televisión pudo domar a El Loco.
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