Ocho personajes que resumen todo de lo que era capaz Jesús Quintero
Recorrido a través de sus entrevistas
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En el camino que va de la radio a la televisión el fallecido Jesús Quintero cedió una porción de mística propia, con la interconexión íntima que daba el micrófono con el oyente (era de los que hablaba y callaba al oído), para dar paso en pantalla a los otros, a los perros verdes, ratones, vagamundos.
Los personajes singulares que traía el de San Juan del Puerto a su mesa, la mesa del plató, un rincón de confesiones iluminado a la cara y ahumado entre cigarrillos, eran en su mayoría interlocutores insólitos. Gente para contar, además de grandes figuras y también personajes que la actualidad podía llevarlos de una oreja a contarles las verdades a Quintero.
Y precisamente, por fabricar las verdades, por sus historias ente la fabulación, la trola aumentada y el testimonio sincero, el cantaor El Beni de Cádiz fue el personaje favorito de El Loco. Si acaso le disputa el honor el gran rockero sevillano Silvio (que acudió ebrio a su entrevista). El Beni, precursor de El Risitas, pero con la sabiduría que dan los escenarios, el traqueteo de los trenes antiguos y las noches jondas, El Beni fue el gran personaje de El perro verde.
Tan sabio como el cantaor gaditano, Juan Luis Muñoz, Juan Luis el de Tarifa, fue el confidente más sagaz que tuvo Quintero en la primera etapa de Ratones coloraos.
Este empresario, el Sabio de Tarifa, como llegó a ser presentado en el programa, relataba sus experiencias y de paso también fabulaba, empapaba de humor socarrón y sutil a cualquier acontecimiento y personaje. Su visión de las bodas de Caná es a día de hoy memorable. El Sabio falleció en 2012.
Y ya su personaje más emblemático, que ha superado al propio programa, fue El Risitas. Sus vídeos virales han recorrido todo el mundo por su risa contagiosa. En la primera entrevista el propio Quintero le pregunta: ¿Por qué le llaman El Risitas?
Juan Joya Borja, fallecido el pasado año, fue llevado al programa por el hostelero y cantaor sevillano Pepe Peregil. Fue quien tuvo el olfato de que ese buscavidas era uno de esos ratones coloraos que merecía ser conocido. Lo demás es casi historia de la televisión en España. Cualquier fragmento de las vivencias de El Risitas siguen siendo un éxito a día de hoy en Youtube.
Acompañado de su cuñado El Peíto, falllecido en plena popularidad, forma parte de la época de más audiencia del espacio de Canal Sur que en 2006 pasó a TVE por dos temporadas.
El primer programa de televisión de Quintero, cuando ya llevaba más de dos decenios en la radio, fue El perro verde, en 1988. TVE era el único operador a nivel nacional. La directora general Pilar Miró impulsó la franja de madrugada. En la noche de los viernes al sábado apareció este espacio intimista, de aspecto clandestino, en el que Quintero se despojaba de las gafas de sol y entrevistaba sosegadamente a sus invitados.
Hubo entrevistas con un enforque insólito hasta ese momento como Julio Iglesias. El artista internacional, y a la vez el más esquivo hasta entonces, fue llevado ante Quintero en la charla más sincera del cantante.
Y en ese programa la inolvidable Lola Flores intervino para relatar sus problemas con Hacienda junto a tantas confesiones que podía dar como personaje popular, por sus hijos, su rivalidad con Isabel Pantoja. Pero eso era un botín menor para Jesús Quintero. Con todo lo que podía dar de sí Lola como historia en sí misma, al onubense sólo le interesaba el chafardeo si a partir de ahí podía sacar un rosario de declaraciones más personales y descarnadas.
Ese punto de partida es lo que le hizo confidente y auxilio de los reclusos que aparecieron en el programa Cuerda de presos para Antena 3 y que pasó de largo a horas intempestivas. El Loco llevaba su mundo a las celdas. El punto de partido había sido el caso de Rafi Escobedo. Hasta la prisión cántabra de El Dueso acudió El perro verde para que el condenado por el asesinato de los marqueses de Urquijo tirara de la manta. Se suicidó días después, Quintero aumentaba su leyenda. Los presos, los delincuentes, siempre fueron fascinantes para El Loco y su guionista principal, Javier Salvago.
De esos personajes de la calle sin voz a los que Quintero les ponía el micrófono por delante estuvo el Cojo Manteca, símbolo de las movilizaciones estudiantiles de 1987, rompiendo farolas con su muleta. Jon Manteca acudió a Sevilla al plató de Quintero (sería su teatro, en la calle Cuna).
De arriba o de abajo, no se le resistió nadie a lo largo de estos años de locura. Sí, no pudo charlar en antena con ningún miembro de la familia real. Lo que habría dado de sí una charla de don Juan Carlos con este eterno aprendiz de San Juan del Puerto.
El octavo personaje es un místico y observador como el propio Quintero. Su espejo de entrevistado. Con quien llegó a tener una serie monográfica de programa, Trece Noches, trece charlas con el escritor cordobés Antonio Gala. Dos colosos de la épica íntima y la lírica frente a frente. Fue en las noches de Canal Sur. Jesús Quintero falleció un día después del 92º cumpleaños de su amigo, confidente y referente Antonio Gala.
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