El repliegue del puesto de Tesorillo
LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (LXXX)
La plantilla del puesto debió marchar a pie a San Roque en la madrugada del 28 al 29 de julio de 1936 para incorporarse a la columna que tomaría la población el 8 de octubre
El 18 de julio de 1936 el comandante del puesto de la Benemérita establecido en la barriada de San Martín del Tesorillo, entonces perteneciente al municipio de Jimena de la Frontera, era el cabo José León Pineda. Éste había nacido en la localidad malagueña de Casares, tenía 45 años de edad y estaba casado con una vecina de San Roque.
Antes de ingresar en la Guardia Civil había prestado servicio como carabinero durante tres años en la Comandancia de Algeciras. Al cumplir su compromiso no quiso reengancharse y se licenció con la conceptuación de “buena conducta”. Posteriormente se presentó a los exámenes de ingreso en la Benemérita, aprobándolos. A este respecto hay que significar que su caso si bien no era habitual, tampoco fue excepcional. La vida de un guardia civil de aquella época era muy dura y difícil pero más aún lo era la de un carabinero dada la penosidad del servicio de vigilancia de costas y fronteras. De hecho, la de Algeciras era una de las comandancias denominadas “de fatiga”.
El cabo León era buen conocedor de la barriada del Tesorillo pues ya había estado destinado en ese puesto como guardia 2º en los últimos años del reinado Alfonso XIII si bien la proclamación de la Segunda República le había sorprendido destinado en el puesto sanroqueño de Campamento. Tras ascender al empleo de cabo en septiembre de 1932, ser destinado a Barcelona y destacado a Badajoz, regresaría al Campo de Gibraltar en abril del año siguiente, siendo asignado al puesto de Los Barrios. A partir de febrero de 1934 pasó a mandar el puesto de El Tesorillo.
Dicha unidad había sido creada el 20 de julio de 1886 y la casa-cuartel, cincuenta años después, estaba ubicada desde 1927 en los números 17 y 19 de la calle Larga. El edificio, cedido su uso con carácter gratuito, pertenecía a la Sociedad Industrial y Agrícola de Guadiaro, cuyo propietario era en 1936 el banquero mallorquín Juan March Ordinas, muy implicado en la sublevación. Dicha sociedad había sido creada en 1887 por la marquesa de Larios, Margarita Larios Martínez, sus dos hijos Manuel Domingo y Martín Larios Larios, así como por Ricardo Larios Tashara. Cuando se aborde la historia de la Guardia Civil en dicha barriada desde sus orígenes ya se profundizará en la razón de su implantación y la vinculación con esa familia de procedencia malagueña.
La plantilla de dicho puesto en julio de 1936 estaba integrada, además de un cabo como comandante del mismo, por un guardia 1º y seis guardias 2º de infantería. Hasta el momento se tiene constancia de que al menos estaban destinados en esa fecha los guardias 2º Joaquín García Moya, natural de Gaucín (Málaga); José Mondéjar Gutiérrez, natural de Algeciras; Andrés Pérez González, natural de Gaucín; Cristóbal Riquelme Lobato, natural de Jimena de la Frontera; y Manuel Valenzuela Cubillo, cuya naturaleza concreta no se ha podido acreditar pero familiarmente muy vinculado con el Campo de Gibraltar, especialmente La Línea de la Concepción.
Cuando se tuvo conocimiento en la barriada de que se había producido una sublevación militar contra el gobierno de la República, la reacción inicial del cabo León fue idéntica a la que tuvieron los comandantes de puesto de Jimena y Buceite, ubicados en el mismo municipio. En capítulos anteriores se expusieron las circunstancias por las que la línea de Jimena, de la que dependía también el puesto de El Tesorillo carecía de oficial al mando. Por tal motivo, a efectos de vigilancia de servicio, su teniente era Odón Oscar Ojanguren Alonso que se encontraba en San Roque. Es decir, a poco más de veinte kilómetros pero el puesto de El Tesorillo carecía de teléfono, motivo por el cual no tenía enlace directo con dicho oficial.
Así, una vez acuartelados en defensiva, transcurrieron los primeros días en espera de recibir instrucciones de su superior jerárquico, tener noticias sobre lo que realmente estaba sucediendo y conocer el verdadero alcance de la situación. En la barriada, al contrario que en Jimena y Buceite, no había puesto de Carabineros por lo que la Guardia Civil era la única fuerza armada que existía.
Se desconoce si al igual que ocurrió con Jimena y Buceite, recibió el comandante del puesto de El Tesorillo la orden de concentrarse sobre la primera población citada para ponerse a las órdenes del teniente jefe de la sección de Carabineros allí establecida. Pero si la recibió, el cabo León no la cumplió y actuó, por propia iniciativa, conforme disponía la “Circular Muy Reservada”, núm. 278, de 16 de diciembre de 1933, dictada por la Inspección General de la Guardia Civil y ya mencionada en capítulos anteriores. Su propósito fue el de replegarse con personal y familiares sobre San Roque.
Si bien no se cuenta con un relato similar al que dejó escrito el sargento Antonio Casablanca Romero sobre su repliegue desde Buceite hasta San Roque, pasando por Jimena, si hay constancia en el expediente personal del cabo León que ello se llevó a efecto el 29 de julio.
Concretamente se trata de un parte suscrito el 24 de noviembre de 1936 por el segundo jefe de la Comandancia de Cádiz, comandante José Enríquez Ramírez, dirigido al inspector general del Cuerpo en Valladolid. Éste se trataba entonces del general de brigada de Infantería Marcial Barro García, quien lo ejercía con carácter interino y sin perjuicio de su destino al frente de la décimo tercera Brigada de Infantería con cabecera en dicha plaza. Había sido nombrado a principios de septiembre por el presidente de la Junta de Defensa Nacional, general de división Miguel Cabanellas Ferrer, con residencia en Burgos.
En dicho oficio daba cuenta de que dos días antes, el jefe de la 2ª Compañía, capitán Miguel Romero Macías, con residencia en Algeciras, había informado que, “al verse la fuerza del puesto del Tesorillo, en la necesidad de evacuar aquella casa-cuartel, el día 29 de Julio último, la que posteriormente fue saqueada por las turbas marxistas, han desaparecido de la misma, donde las dejaron inopinadamente, las tarjetas de identidad que se consignan al margen”. Concretamente eran las correspondientes al cabo León y a los guardias 2º García Rey, Pérez González y Valenzuela Cubillo.
De su lectura se desprende que la salida de la casa-cuartel de San Martín del Tesorillo debió de ser en unas condiciones similares a las ya relatadas en el caso de Jimena. Es decir, prácticamente sólo con el uniforme y por supuesto con la dotación de armamento y munición reglamentarias.
La población de la barriada, mayoritariamente favorable al Frente Popular y por lo tanto al gobierno de la República, debió desconfiar desde el primer momento de la actitud del cabo León y sus guardias civiles, estableciendo al igual que sucedió en Jimena la oportuna vigilancia sobre sus movimientos.
Muy probablemente debieron abandonar la casa-cuartel en la madrugada del 28 al 29 de julio y realizar la marcha a pie durante varias horas hasta San Roque. Aquí pasaron a prestar servicio hasta que recibieron la orden de incorporarse a la columna que tomaría El Tesorillo el 8 de octubre siguiente.
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