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Atanasio, un símbolo de Los Barrios

Su estatua es un homenaje a la tercera edad situada en El Paseo, lugar habitual en el que pasaba las tardes rodeado de los más pequeños

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Isabelita y Rocío Arrabal junto a la estatua de Atanasio.
A. G. R.

22 de enero 2024 - 07:00

Es fácil preguntar en Los Barrios por la estatua de Atanasio y que todo el mundo sepa ubicarla. Atanasio fue todo un personaje ilustre de El Paseo, un hombre singular que dejó su huella en las personas que lo conocieron y que se ha convertido en un símbolo de la Villa que perdurará en el tiempo al ser la imagen del homenaje a la tercera edad.

Llegó a Los Barrios en su juventud. Junto a su familia, se mudó desde Grazalema, aunque también vivió en localidades vecinas como la de Benalup Casas Viejas. No obstante, se asentó en el municipio del Campo de Gibraltar junto a una de sus tías cuando su madre y sus hermanas continuaron su vida en Medina, Jerez y El Cuervo, por lo que, al ser una época en la que las telecomunicaciones no estaban a la orden del día, les perdió la pista, reencontrándose con algunas de ellas 60 años después, cuando ya rondaba los 80.

Isabelita, una de sus nietas, y Rocío Arrabal, bisnieta, lo recuerdan con cariño. Trabajó de carbonero y de arriero, un hombre "de campo" que nació en 1897 y murió en 1997, a falta de tan solo seis meses para llegar a los 100 años de edad.

Atanasio y su mujer vivían en la calle El Loro junto a sus cinco hijos, una familia bastante grande y unida que quedó distribuida entre la casa familiar, El Palmarillo y, generaciones después, Algeciras.

La casa de la pareja era el punto de reunión de la familia. Rocío recuerda que todos los domingos visitaban al que llama "abuelo chico" como rutina: "Para nosotros venir a Los Barrios era algo cotidiano. Todos los domingos, o cuando había algo, siempre hacíamos parada en lo de mi abuelo chico".

Por su parte, Isabelita cuenta que siempre estaba rodeado de gente, sobre todo de los niños pequeños que jugaban en El Paseo. Lo define como una persona "muy humanitaria" y recuerda que todo el mundo le tenía cariño. "Siempre tenía un hueco para ayudar a la gente", comenta. "Ayudaba a la gente del campo y les llevaba comida, al igual que a los niños les daba terrones de azúcar que llevaba en su bolsillo".

Estatua de Atanasio.

Ahora, la estatua más característica de El Paseo ha cumplido 17 años, dejando la huella de Atanasio para siempre en Los Barrios, la ciudad que lo vio crecer. Un trabajo realizado por el escultor Bernardo, quien pidió permiso a la familia para utilizar su imagen para la figura que representaría al mayor, una estatua en la que puede verse con su indumentaria habitual (mascota, bastón en mano y la ropa típica de época), acompañado además de su perrita, fiel compañera que estuvo junto a él durante bastantes años. Solo falta un detalle muy característico que recuerdan sus familiares, una pipa que siempre chasqueaba.

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