Casa Moriscos. Así vivían los carboneros y los pastores en el Parque Natural de Los Alcornocales
Las construcciones se levantaban con elementos de la naturaleza
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En Los Barrios puede visitarse la Casa Moriscos, una réplica del lugar en el que se hospedaban los carboneros y pastores que habitaban en el Parque Natural de Los Alcornocales hace poco más de un siglo. No solo estaban frecuentadas por estos trabajadores, también eran utilizadas por las personas que estuvieran relacionadas con oficios desarrollados en el campo, pues es una típica casa rural fácil de construir y que daba muy buen cobijo.
El morisco era una construcción basada en una estructura sencilla que usaba elementos naturales que proporcionaba el entorno para levantarse. Guardan cierto parecido con las chozas, aunque si que contaban con algunas diferencias.
Los materiales principales utilizados eran piedras, ramas de árboles, matorrales y barro, pues solían ser hogares temporales. Cuando se convertía en residencia habitual, a estos elementos se unía la piedra arenisca.
La estructura del chozo era sencilla y funcional. Solía contar con una planta circular o rectangular, dependiendo de su uso, siendo la primera un lugar dedicado a la cocina y la segunda, al dormitorio. Las parecer no eran muy altas, no superaban el metro y medio, y estaban construidas con bloques de piedra unidos por arcilla para el aislamiento térmico. El suelo también solía ser de piedra arenisca o de barro.
Para los techos se usaban ramas de quejigo o aliso, árboles populares del Parque Natural de los Alcornocales que resisten ante las inclemencias meteorológicas. Solían tener forma de cono y, desde fuera, se podría ver la estructura cubierta por matorrales con la idea de impedir que la lluvia calara y permitir que el humo saliese al exterior sin problema.
Con los asentamientos se construían también huertos y corrales a su alrededor, ayudando así a la supervivencia con el abastecimiento de alimento, ya fuera para un conjunto de pobladores o para un único alojamiento morisco, pues era tan habitual ver un grupo de viviendas o una única casa perdida por la sierra.
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