El Convento de San Miguel de la Almoraima, de edificio religioso a hotel exclusivo

El lugar, con más de 300 años de historia, fue mandado a construir por los condes de Castellar

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Convento de San Miguel de la Almoraima.
Convento de San Miguel de la Almoraima. / Visita Castellar De La Frontera
A. G. R.

10 de julio 2023 - 07:00

Con más de 300 años de antigüedad, el Convento de San Miguel de la Almoraima hace un recorrido por la historia religiosa de Castellar. En la actualidad, aunque se ha convertido en un emplazamiento hotelero, conserva su estructura entre la que destaca su gran torre.

El Convento se fundó el 19 de abril de 1603, aunque el edificio conventual actual no se construyó hasta unos 40 años más tarde. Sin embargo, la construcción de la primera estructura fue un encargo de los condes de Castellar, doña Beatriz Ramírez de Mendoza y su marido, don Fernando de Saavedra, en 1594.

Ambos mandaron a edificar una ermita que estaría dedicada a Nuestra Señora de los Reyes y que quedaría terminada dos años después, en 1596, para dar paso a lo que luego sería el convento de los mercenarios descalzos.

La ermita estaba compuesta por una sola nave de planta rectangular. El artesonado de madera estaba decorado con pinturas de estilo escurialense y en la fachada principal contenía un soportal orientado a lo que actualmente es el patio o el claustro del convento.

La Condesa de Castellar encargó, al mismo tiempo que la edificación del templo, dos imágenes: una talla de Nuestra Señora de los Reyes y una imagen del Crucificado. Esta primera, la titular, aunque dejaría de serlo años después con la fundación de la nueva Orden de la Merced, puesto que los frailes colocaron en el altar mayor a Nuestra Señora de la Merced y trasladaron a la de los Reyes hasta una capilla lateral.

Con la construcción del edificio conventual, los frailes de la Orden de la Merced ocuparon el lugar hasta mediados del siglo XIX. La nueva iglesia ocupó el ala norte de dicho edificio, erigiéndose aprovechando la antigua ermita y dejando la nave dividida en dos: la parte del presbiterio, en la que se encuentra la imagen del Santo Cristo, que se trasformó en la capilla y que se encuentra en el muro del Evangelio, y la parte de los pies, una zona que se prolongó para convertirla en la capilla de Nuestra Señora de los Reyes situada en el muro de la Epístola.

El paso de los años hizo que el lugar pasara a alberga un hotel integrado en el entorno. Actualmente, en la capilla solo se ofician bodas y bautizos, además de alguna misa programada como la del gallo.

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