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San Roque y su perro, una estatua que simboliza una leyenda en la glorieta de Cuatro Vientos

Estatua de San Roque y su perro. / Ayuntamiento De San Roque
A. G. R.

17 de agosto 2023 - 07:00

En la avenida Carlos Pacheco de San Roque, justo en la glorieta de Cuatro Vientos, se encuentra una estatua bastante significativa, la de San Roque y su perro. Y es que, quién no ha escuchado alguna vez el refrán popular que hace referencia a estos personajes.

La historia católica, también conocida por ser un trabalenguas corto, cuenta como "el perro de San Roque no tiene rabo porque Ramón Ramírez se lo ha cortado". En la escultura, obra del artista Víctor Quintanilla, instalada en 1998, puede observarse al Santo acompañado de Melampo, el can que Ramón Ramírez ha dejado sin rabo.

Respecto al hecho de la falta de rabo, hay varias leyendas que narran lo sucedido, aunque la más conocida nos lleva hasta 1885, año en el que la peste estuvo presente en la zona. Los fieles acudían a la Ermita de San Roque para orar y hacerse con unos polvos que vendía el santero, un producto creado a través de una mezcla en el que incluía raspaduras del rabo del perro, por lo que debido al éxito, el perro fue quedándose sin el.

San Roque

San Roque, un santo vestido de peregrino que se representa con un bastón en la mano, una herida en el muslo y un perro a su lado, celebra su festividad el 16 de agosto y es conocido como el patrón de dicho animal y de los peregrinos, sin olvidar su papel en las enfermedades.

La historia del que al final fue considerado Santo comienza en Francia, en Montpellier, su lugar de nacimiento. Fue muy devoto de San Francisco de Asís y se trasladó hasta Italia con la intención de ayudar a los pobres y enfermos infectados por la peste.

Dejó la medicina y peregrinó para seguir la llamada de Dios, aunque contrajo la enfermedad y se retiró a una cueva apartada para no ser una carga para nadie. Una vez allí, un perro lo encontró y comenzó a lamerle las heridas y a acercarle, cada día, un poco de pan robado de casa de su amo. Tras unos días, San Roque se recuperó y superó la peste, quedándose el perro con él para siempre.

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