El Santísimo Cristo de la Almoraima, una imagen centenaria que cumple milagros en Castellar
De escultor desconocido, se encuentra en el interior de la Iglesia del Divino Salvador
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En el interior de la Parroquia del Divino Salvador del Pueblo Nuevo de Castellar se encuentra una de las imágenes más curiosas del Campo de Gibraltar, la del Santísimo Cristo de la Almoraima. De escultor desconocido, fue encargada en 1609, convirtiéndose años después en una de las más veneradas de la zona a la que además se le atribuyen distintos milagros.
Siguiendo la imaginería barroca, destaca por el naturalismo, aunque cuenta con una peculiaridad, no está tallada en madera. Hay varios motivos que podrían explicar este suceso, el primero, que el Cristo Crucificado fue confeccionado en Madrid y debía trasladarse hasta Castellar, por lo que debían usar materiales más ligeros. El segundo, la necesidad de tallar la imagen en poco tiempo por la fundación del nuevo convento.
La condesa de Castellar, Beatriz Ramírez de Mendoza, fue la que se encargó de mandar a realizar la talla a unos talleres de Madrid. El traslado se realizó pocos meses después, primero en un carro hasta Sevilla y luego en un barco que la llevó hasta Gibraltar. Desde allí hasta la ermita de Nuestra Señora de los Reyes, sede fundacional del Convento actual, en la Almoraima, viajó en mula.
En 1971, la finca y el convento de los duques de Medinaceli serían vendidos, por lo que su hija regaló la imagen del Santo Cristo y el Calvario (San Juan y la Virgen Dolorosa) al pueblo de Castellar. El Santísimo Cristo de la Almoraima fue trasladado entonces a la Iglesia del Divino Salvador, lugar en el que se encuentra rodeado de exvotos depositados por los fieles que aseguran haber obtenido alguna gracia o logrado algún milagro por su intercesión.
La imagen fue donada el 3 de mayo de 1971, día en el que estaba programada la tradicional Romería del Santo Cristo, pero sin la presencia de este. Al anochecer, desde el ducado pidieron que el traslado se hiciera sin la asistencia de los vecinos que, al despertar al día siguiente se levantaron con la sorpresa de que ya tenían su Cristo de la Almoraima "en casa", un hecho que ha marcado la historia del Pueblo Nuevo de Castellar y que fue anunciado con el replique de las campanas de la iglesia.
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