Desde Tarifa a Algeciras por la Colada de la Costa

La Colada de la Costa es una ruta de dificultad media, de más de una docena de kilómetros sin apenas sombra. Con un sendero que se estrecha en algunas partes del recorrido, mientras que en otras se encuentra algunos tramos en mal estado donde habrá que extremar la precaución, con lo que, sin duda, no es una opción para todos los públicos.

Sin embargo, todas estas dificultades y reparos previos se compensan con unas vistas inigualables del Estrecho de Gibraltar y de la costa norte de África y con un recorrido cargado de diversidad natural, de historia y de mitología, ideal para guardar en la memoria y en recuerdos fotográficos. Los senderistas más avezados que quieran disfrutar de un paseo por en un enclave único en el mundo, el punto de encuentro entre dos mares y dos continentes, no pueden pasar por alto esta opción en el Campo de Gibraltar.

La Colada de la Costa aprovecha una vía pecuaria costera que atraviesa los acantilados del frente litoral desde Tarifa hacia Algeciras, discurriendo por pastizales costeros y zonas de matorral bajo azotados continuamente por los fuertes vientos del estrecho.

A los pies del Castillo de Guzmán

El sendero comienza junto a uno de los monumentos más visitados y emblemáticos de Tarifa, el Castillo de Guzmán el Bueno. A los pies de su torre sudeste, a sólo trescientos metros de la estación marítima, encontramos el inicio que nos lleva a la vía pecuaria de camino a Algeciras.

Dejamos atrás la ciudad más meridional de Europa mientras transitamos en paralelo a la línea de costa en este primer tramo, salvo en el cruce de un par de arroyos a través de dos pequeños puentes. A partir de ahí, recuperaremos el camino junto a la costa que ya no abandonaremos hasta llegar a la desembocadura del río Guadalmesí.

Estos primeros tramos del sendero ya ofrecen al caminante una constante que se encontrará durante casi toda la ruta, la falta de vegetación arbórea nos deja expuestos al sol y al viento en la mayor parte del camino, con lo que hay que ir debidamente preparado y escoger el día más idóneo que se pueda.

Nos encontramos con una zona de abundantes pastizales, así como algún que otro grupo de lentiscos y adelfas. Cerca veremos el Monte Camorro, muy conocido por acoger el Centro Zonal de Coordinación de Salvamento Tarifa Tráfico.

Otro de los protagonistas de la ruta lo encontraremos a lo largo de la costa, con las extrañas formaciones rocosas que se forman en la playa denominados flysch, características de esta zona y de gran importancia geológica.

Seguidamente continuaremos a por debajo de la vía pecuaria. Junto al cortijo de Barranco Hondo nos incorporamos a esta colada por la que seguiremos hasta la zona del Barranco de Oliveros. Tras dejar atrás varias vaguadas llegaremos al arroyo de las Viñas, donde continúa el sendero que nos hará encontrarnos con el río Guadalmesí.

Junto a su desembocadura, se erige sobre un promontorio una vieja torre vigía. Uno de los viejos testigos que aún quedan en pie del sistema de vigilancia sobre el Estrecho que ya se construyó en la Edad Media, siguió durante los siglos XVII y XVII, y se reforzó en el siglo XX con búnkeres militares como los que hallaremos más adelante de la ruta.

En ese punto privilegiado para el avistamiento del Estrecho nos encontraremos el observatorio de aves, otra de las actividades que cada vez trae más visitantes a la zona para ver el paso de diferentes especies ornitológicas en su migración de ida y vuelta entre África y Europa a través del Estrecho.

Las vistas en este último tramo son realmente espectaculares, así como sorprendente resulta encontrarse con los mencionados búnkeres o el cuartel de Arenillas, antiguo emplazamiento de la Guardia Civil, abandonado hace años. Allí precisamente tendremos que decidir diferentes opciones para concluir nuestra ruta. O bien prolongarla por una pequeña vereda que nos conecta con el Cerro del Tambor, donde muy cerca hallaremos otro mirador del Estrecho en un antiguo búnker, o seguir adelante enlazando con la vereda de Marchenilla.

De allí seguiremos hasta la Cañada de Botijo donde, alejándonos ya de la cosa, iniciaremos un camino ascendente que nos llevará hasta Huerta Grande, ya en término municipal de Algeciras y junto a la barriada de Pelayo.