Roberto Scholtes
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Ubicado en el cerro de San Cristobal, en Jimena, rodeado del Parque Natural de Los Alcornocales, el valle del río Guadiaro y el río Hozgarganta, se encuentra el Conjunto Arqueológico del Castillo de Jimena, una de las fortificaciones mejor conservadas del Campo de Gibraltar.
Normalmente, cuando se habla del monumento jimenato solo se hace referencia al castillo, aunque en este espacio también se encuentran otros restos de los romanos o de la Iglesia mozárabe de gran valor.
El castillo fue construido en el siglo IX y declarado Bien de Interés Cultural en el siglo XX. Por su ubicación estratégica formó parte de la frontera entre Al Andalus y el Reino de Castilla, puesto que desde lo más alto podía vigilarse la zona de la sierra y parte de la costa.
La ciudad estuvo asentada en el interior del recinto amurallado que ocupaba la parte superior del cerro, contando así con muros flanqueados por torres de las que solo quedan algunos restos restaurados. Para acceder a él hay que pasar por uno de los tesoros que esconde este conjunto, el conocido como "Arco del Reloj".
El Arco del Reloj y la Torre Albarrana dan la bienvenida al fuerte. Esta también es conocida como "la del reloj" pues albergaba este invento en su parte más alta. Es una torre de avanzadilla, situada en el lugar más alejado del muro y fue construida entre los siglos XII-XIV sobre un antiguo bastión romano del siglo I d.C.
Para acceder a la torre era necesario atravesar un “camino de ronda” situado justo encima del arco de entrada, por lo que era un punto de vigilancia permanente y tenía un papel determinante en la seguridad del fuerte.
La Torre del Homenaje, la Torre de la Vela y la Torre de la Cárcel son otras construcciones destacadas, donde la primera es la más importante. Situada en el centro del Alcázar, esta torre emblemática de 13 metros de altura está construida sobre una más antigua de época romana y cuenta con dos estancias interiores cubiertas con bóvedas de paños. El Alcázar, reformado en época cristiana, conserva los fosos, cortinas y bastiones defensivos.
Tres aljibes separan la torre del cementerio, otro punto importante dada su construcción sobre una alcazaba. Los depósitos de agua de época medieval construidos en el siglo XII se sitúan dentro del recinto amurallado. El más representativo es el aljibe almohade, pues presenta restos de aparejos romanos.
Otros restos romanos son el templo y la puerta-bastión. A lo largo de los años se han hallado evidencias de la antigua ciudad de Oba, dejando ver monumentos como el templo, al que se atribuye una cronología del siglo I a.C. o la puerta hacia la ciudad levantada entre los siglos III-IV d.C. sobre una anterior del siglo I.
A estas zonas destacadas se unen los restos de las murallas, el pozo de agua y el patio interior, sin olvidar el foso y el acceso a la alcazaba conformado por un puente retráctil en un principio y sustituido por un nuevo puente estático de pavimento.
Ya fuera del recinto amurallado se encuentra el conocido como “Baño de la Reina Mora”. El lugar recibe el nombre por una leyenda que cuenta que en la pileta tallada sobre una roca arenisca se solía bañar una reina mora. No hay cronología exacta para su construcción, pero también se contempla la teoría de que la pileta formó parte de un puesto de avanzadilla como punto de almacenamiento de agua.
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