Excursión por el río de la Miel de Algeciras con almuerzo navideño para disfrutar de este paraje en invierno

Naturaleza

Será el próximo domingo 22 de diciembre y la ruta culminará con una comida para celebrar la Navidad

Un paseo por el río de la Miel de Algeciras para descubrir la primavera

Río de la Miel de Algeciras
Río de la Miel de Algeciras / Erasmo Fenoy

17 de diciembre 2024 - 22:54

Antes de que acabe el año podemos realizar un bonito paseo por uno de los entornos que más destacan en esta época de precipitaciones: las riberas de los ríos. Para celebrar la hermosura de los caudales podemos acudir a una cita que tendrá lugar el próximo domingo 22 de diciembre por el entorno del río de la Miel de Algeciras.

Se trata de un paseo de poca dificultad que comenzará a las 10:30 desde la barriada de El Cobre. Tendrá un coste de 8 euros para adultos y será gratis para niños, siendo necesario reservar contactando a través del número de teléfono 626 96 85 71. La ruta tendrá una duración de 3 horas y lo bueno viene al final: los participantes irán a almorzar al hotel Blumen por un precio de 15 euros, para celebrar una de las últimas rutas del año por uno de los parajes más bellos de la comarca del Campo de Gibraltar.

Según comentan desde la organización, "será una ruta en la que se disfrutará del esplendor que tiene el río" debido a las últimas lluvias. Será una ruta cómoda por la que "el agua nos acompañará con sus cascadas". Prepárate para disfrutar de un domingo diferente en el que celebrar la Navidad y el fulgor de la naturaleza en el mejor ambiente.

Cartel
Cartel

Un lugar lleno de poesía

Siempre que vayamos al río de la Miel debemos recordar estos versos que le dedicó el poeta algecireño del siglo XII Ibn Abi Ru:

Río de la miel

Detenten junto al río de la Miel, párate y pregunta

por una noche que pasé allí hasta el alba, a despacho de los censores,

bebiendo el delicioso vino de la boca o cortando la rosa del pudor.

Nos abrazamos como se abrazan los ramos encime del arroyo.

Había copas de vino fresco y nos servía de copero el aquilón.

Las flores, sin fuego ni pebetero, nos brindaban el aroma del áloe.

Los reflejos de las candelas eran como puntas de lanzas sobre loriga del río.

Así pasamos la noche hasta que nos hizo separarnos el frío de las joyas.

Y nada excitó mi melancolía más que el canto del ruiseñor.

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