La leyenda del baño de la reina mora, uno de los tesoros del Castillo de Jimena de la Frontera
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El Conjunto Arqueológico encierra vestigios imprescindibles para entender la historia de la comarca del Campo de Gibraltar
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Situado en lo alto del Cerro de San Cristóbal, el Castillo de Jimena de la Frontera es un Conjunto Monumental que destaca como uno de los referentes históricos y arquitectónicos más importantes del Campo de Gibraltar, clave para entender el paso de las diferentes civilizaciones por la comarca. Declarado Monumento Nacional en 1931, esta fortaleza ha sido testigo de la evolución histórica de la humanidad ya que diversas sociedades dejaron su huella en sus muros y estructuras, desde los pueblos prehistóricos hasta los cristianos medievales.
Orígenes
Los primeros vestigios en el área de este castillo se remontan al III milenio a.C., cuando grupos prehistóricos decoraron los abrigos rocosos cercanos, destacando las pinturas esquemáticas en lugares como La Laja Alta y Chinchilla. Más tarde, los turdetanos y fenicios también habitaron la zona, y en el siglo I a.C. se hallaron monedas bilingües libio-fenicias que mencionaban a la ciudad como "OBA", nombre que precede a "Xemina", que sería atribuído por los cristianos tras la conquista. Durante la época romana, bajo el emperador Vespasiano, Jimena fue elevada al estatus de Municipium Res Publica Obensis, y se instauró un Senado local que administraba el municipio.
Durante la dominación musulmana, Jimena pasó a formar parte del Reino Taifa de Sevilla en 1059, y a finales del siglo XII, los almohades realizaron importantes reformas en el castillo. Fue entonces cuando la fortaleza adquirió una relevancia militar significativa, reforzándose sus torres y construyéndose aljibes para asegurar el abastecimiento de agua durante largos asedios.
En 1293, los textos ya se menciona a “Xemina” como una población de relevancia estratégica en las conquistas castellanas. Finalmente, en 1431, las tropas cristianas, lideradas por el Mariscal de Castilla Pedro García de Herrera, tomaron la fortaleza. Aunque fue temporalmente retomada por los musulmanes en 1451, en 1456 los cristianos consolidaron su control sobre el castillo de forma definitiva.
El baño de la reina mora
En la ladera occidental del Cerro de San Cristóbal, a las afueras del conjunto fortificado del castillo, se encuentra un curioso rincón conocido como el “Baño de la Reina Mora”. La leyenda atribuye su nombre a la creencia de que una reina musulmana solía utilizar esta pileta tallada en la roca arenisca como baño privado. Sin embargo, el origen y uso exacto de esta construcción siguen envueltos en misterio. Algunos expertos sostienen que esta pileta pudo haber tenido un uso estratégico: como punto de almacenamiento de agua en un lugar donde la visibilidad y la defensa eran limitadas, especialmente en tiempos de asedio. Otras teorías sugieren un posible origen mozárabe, dado que construcciones similares se han hallado en la provincia de Málaga. Esta interpretación refuerza la idea de que el “Baño de la Reina Mora” pudiera haber servido como una pequeña avanzada o refugio, y no exclusivamente como un lugar de baño para los gobernantes de la época.
Otros tesoros que guarda el Castillo de Jimena
El Castillo de Jimena de la Frontera no solo representa la historia y cultura de la comarca, sino también la herencia de las civilizaciones que forjaron la identidad de Andalucía. Desde sus murallas hasta sus aljibes y torres, cada rincón del conjunto monumental refleja la adaptación y resistencia de este bastión estratégico que, a lo largo de los siglos, ha tenido un papel muy importante en lo qu es hoy Jimena de la Frontera y la zona interior del Campo de Gibraltar.
La Torre del Homenaje
Con 13 metros de altura, la Torre del Homenaje se erige en el centro de la alcazaba como la estructura más fortificada del conjunto. De planta circular y con antecedentes romanos, su estilo mudéjar destaca entre las fortificaciones del occidente islámico.
La Torre Albarrana y el Arco del Reloj
Esta torre, también llamada "la torre del reloj," es una estructura cuadrada de 13 metros de altura que servía de punto de vigilancia y de vivienda para el alcaide y soldados. Construida entre los siglos XII y XIV sobre un bastión romano, cuenta con una bóveda de cañón en su parte superior y formaba parte de un sistema defensivo que incluía 14 torres distribuidas por el cerro.
Los aljibes
El aljibe almohade, de 800 metros cúbicos de capacidad y construido en el siglo XII, es la principal reserva de agua del castillo y muestra técnicas de construcción romana, como el "opus signinum", que garantizaban la impermeabilidad de su interior. Este aljibe, con bóvedas de cañón, aseguraba el suministro de agua a los habitantes, vital en tiempos de asedio.
El Templo y la Puerta-bastión romano
Próximo a la puerta occidental, se encuentran los restos de un templo romano del siglo I a.C., que evidencian la monumentalidad de "OBA" en tiempos del imperio. La estructura muestra una disposición tetrástila y próstila, rasgos arquitectónicos típicos de templos romanos, donde solo la fachada principal posee columnas. El acceso a la ciudad romana fue construido posteriormente, entre los siglos III y IV d.C. Esta puerta bastionada daba entrada a la ciudad, y su pavimento de losas de piedra caliza y fragmentos de cerámica destaca por su resistencia y durabilidad.
El Foso y acceso a la alcazaba
Excavado entre los siglos XIII y XIV, el foso mide casi siete metros de profundidad y era clave en la defensa del castillo. Originalmente, un puente retráctil permitía acceder a la alcazaba; más tarde, en el siglo XVI, se construyó un puente permanente. En el siglo XIX, se reforzaron las defensas para facilitar la instalación de artillería pesada.
Horario de visita
A este conjunto arqueológico se puede acceder fácilmente en coche y está abierto al público de forma gratuita de lunes a jueves de 9:00 a 20:00 y los viernes, sábados y domingos de 9:00 a 21:00.
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