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Caminar por la calle Sierpes, cuando la ausencia de prisas nos permite recrearnos en lo que sucede a nuestro alrededor, invita a detener la vista en uno de los escaparates más emblemáticos de la vía y querer quedarse a vivir para siempre en él. Figuras decorativas y detalles de joyas se convierten en actores secundarios de una película en la que los protagonistas son los espectaculares bordados y flecos de los mantones que acaparan todas las miradas cuando el viandante, sin prisa alguna, posa sus ojos en el escaparate de Foronda. Ubicado en la calle Sierpes, número 33, este establecimiento es todo un referente en Sevilla y sus mantones, auténticas obras de arte, tienen fama mundial.
Los han lucido reinas y princesas, se han convertido en tesoros que se heredan de abuelas a nietas y son el complemento perfecto para el traje de flamenca o el look de invitada. Con casi 100 años de tradición (el próximo 2023 cumplirán el centenario) avalan a Foronda, una empresa familiar que parece tener el secreto para sobrevivir con éxito al paso de los años y cuya historia va mucho más allá de ingresos, números y ventas. Ahora, con la tercera generación al frente del negocio, hablamos con Juan y José Foronda, los responsables de que estos mantones y mantillas sigan siendo un referente en Sevilla y un icono internacional.
Aunque no sólo mantones y mantillas encontramos entre sus vitrinas. Como rezaba un popular anuncio de juguetes a finales de los 90, si existe, está en Foronda. Al menos así lo descubre el sevillano, que siempre que ha necesitado un objeto o una joyita un poco más especial, ha preguntado a la matriarca del clan y le ha soltado eso de ve a Foronda, que allí lo tienen seguro. Porque en el establecimiento tienen de todo, siempre artesanal y siempre con una historia detrás.
"Aquí vienen muchas abuelas a comprarle mantones a las nietas y muchas hijas con sus madres a por la mantilla para su traje de novia", cuentan Juan y José Foronda, para quienes la tradición no es sólo de su empresa, también de la clientela y de los propios trabajadores. "Llevamos casi 100 años y los pilares siguen siendo los mismos: tradición, buenos productos, artesanía y familia", explican. Tercera generación al frente, Juan y José han visto pasar por su establecimiento a niñas que ya son mujeres y empleados que los han acompañado durante 50 años. "Foronda es una empresa familiar en muchos sentidos", apostillan.
Es familiaridad es uno de los secretos del éxito de Foronda, porque no hay nada como lograr que un establecimiento se convierta en ese hogar al que siempre volver para sentirse en casa. Pero ese sentimiento que despierta Foronda en el sevillano y también en el extranjero, por qué no, no es algo arbitrario, es fruto de muchos años de esfuerzo y dedicación que comenzaron en 1923 con el abuelo de Juan y José.
"Nuestro abuelo proviene de una familia humilde de la Rioja que tiene que emigrar y viene a parar a Sevilla. Aquí empieza a trabajar en Los Caminos y al poco entra como aprendiz en Peyré, donde aprende el oficio y se convierte en un apasionado del textil y la artesanía. En 1923 abre su primer negocio en el Bario de Santa Cruz y la proximidad a la Exposición Iberoamericana 1929 hace que exponga sus mantones en un pabellón", cuentan con orgullo los hermanos.
A mediados de los años 50 la segunda generación se hace cargo del negocio y el padre de Juan y José empieza una época de expansión del negocio. "En esa década es cuando abre el taller de Argote de Molina, que todavía sigue ahí y ostenta el título de Establecimiento Emblemático de Sevilla. Un poco después abre la tienda de la calle Sierpes, que también cuenta con el mismo reconocimiento. Ambos establecimientos despiertan mucha curiosidad, hasta han venido productoras a rodar, incluso han aparecido en un spot de turismo de Andalucía", cuentan.
Ahora, con ellos al frente del negocio y en un contexto completamente diferente al que conoció su abuelo, Foronda sigue siendo un referente, no sólo en la ciudad, sino también en el mundo. ¿El secreto? Juan y José lo tienen claro. "Es fundamental estar especializados, contar con un producto de calidad y apostar por la artesanía. Aquí hay artículos que no encuentras en ninguna parte y ése es nuestro mejor aval", explican.
Artesanía y especialización también son la base de sus mantones, reconocibles a simple vista por sus espectaculares bordados y por el danzar de sus flecos, algunos de los cuales se pueden ver en la pasarela We Love Flamenco acompañando los diseños de Rafa Díaz. "El éxito de un mantón es que es un complemento que siempre se lleva, que es atemporal, pero que siempre está ligado a la moda. Decidimos apostar por eso y empezamos a estar presente en pasarelas, a participar con diseñadores y a adaptar una pieza tan artesanal como el mantón en una pieza más vanguardista", explican.
De ahí que los mantones de Foronda hayan estado presentes en colecciones de Roberto Diz (con quien colaboraron en el vestido de novia de Elena Furiase), en pasarelas de moda flamenca y en colaboraciones con celebrities e influencers. "Nuestra última colaboración ha sido con el diseñador portugués Santos Rodrígues, con quien adaptamos la toquita que las abuelas llevaban a misa y la convertimos en una especie de blusa flecada. Hay que actualizarse", cuentan.
Fruto de esa actualización es el repunte de ventas que han experimentado en los últimos años de peinas y mantillas. "Hace unos años el Ayuntamiento de Sevilla y la asociación Qlamenco emprendieron el proyecto Sí mantillaSí mantilla, con idea de reivindicar y poner en valor esta tradición. A través de desfiles y mesas redondas se dio a conocer entre el público más joven esta tradición y ahora son las mujeres más jóvenes las que vienen a llevarse una mantilla", cuentan.
Rezaba el tango de Gardel que 20 años no eran nada y 100 parecen serlo todo. En el primer centenario de la firma (sabemos que que no será el primero), desde Foronda pueden presumir de haberse sabido adaptar a los nuevos tiempos y las necesidades actuales. En pleno proceso de modernización de su web, de la esta empresa tradicional venden sus productos (fundamentalmente los mantones) a cualquier rincón del mundo y de forma telemática. Quién le iba a decir al fundador de Foronda que un siglo después alguien de Nueva York compraría uno de sus mantones sin haber pisado siquiera la tienda. Aunque el cliente local siempre prefiere el trato cercano y el asesoramiento personal, ese que se convierte en un plus y por el que terminas enamorándote de Foronda.
Eso les debió pasar a las Infantas Elena y Cristina, que una Semana Santa, durante una visita a la ciudad, quisieron vestirse de mantilla y pudieron cumplir su sueño gracias al padre de Juan y José. "Estaban en Sevilla y querían vestirse de mantilla, pero no tenían nada preparado. Llamaron a mi padre y se fue al Alcázar para que las dos pudieran vestirse", cuentan los hermanos. Aunque no es la única vez que desde Foronda han ayudado a la Casa Real. "En la boda de la Infanta Elena en Sevilla nos llamaron porque, por protocolo, la madrina no podía llevar su mantilla y tuvimos que prestarle una. Lo hicimos encantados, en Casa Real tienen muchos mantones de Foronda", cuentan.
Anécdotas reales, tradición y vanguardia, pedidos a través de Whatsapp y mantones cuya elaboración dura más de seis meses. Esa es parte de la historia de los 100 primeros años de Foronda, la historia de una empresa familiar para la que el secreto del éxito no es otro que la especialización y la calidad. Con cantera, aunque todavía muy joven, a este referente sevillano le quedan muchas centurias.
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