El parqué
Jaime Sicilia
Jornada de caídas
Una flamenca con todos sus avíos
Las pasarelas de moda flamenca han hablado. Después de que hayan terminado We Love Flamenco y Simof toca hacer un balance sobre las tendencias más vistas sobre la pasarela. Cómo se llevan los trajes de flamenca este año es una de las preguntas que con más frecuencia se hacen las sevillanas estos días.
Ambas pasarelas dan las claves en cuanto a colores, hechuras, cortes y volantes se refieren. El abanico es amplio y al gusto de todo tipo de mujer y estilismo.
Si el malva es el color de la temporada, no es de extrañar que también se convierta en la tonalidad estrella para los trajes de flamenca este 2020. En toda su variedad cromática, aunque mayoritariamente en tonos malvas y lilas, este color pisa fuerte esta temporada.
Diseñadoras como Johanna Calerón, Rosa León o Pilar Vera proponen en sus colecciones trajes con este color, ya sea en tonos lisos, con lunares e incluso con flores. Pepa Garrido va un paso más allá y lleva el lila a su tonalidad más extrema: el morado.
Hace tiempo que los mantoncillos volvieron a ser tendencia en la moda flamenca pero este año este complemento va un paso más allá y vuelve a colocarse como antaño. Muchos son los diseñadores que, no sólo ha reivindicado su uso, sino que apuestan por volver a colocarlo de pico o incluso cruzados en el pecho.
De estilo vintageÁngela y Adela proponen la vuelta al mantoncillo en pico, al igual que Rocío Peralta o Errepé. Foronda, que desfiló con Rafa Díaz, apuesta por el cruce del mantón, dando más protagonismo a esta prenda que muchas veces son auténticas obras de arte.
Atrás quedaron las mangas francesas. Ahora es tiempo de rescatar las voluminosas mangas de los 90 para convertirlas en protagonistas absolutas de los trajes de flamenca. Con volantes de capa que salen de la sisa o con pequeños volantes voluminosos que decoran los hombros se observan en diseñadores como Alonso Cózar, que apuesta por darle protagonismo a las mangas esta temporadas, donde también hay espacio para las olvidadas mangas de farol.
Gil Ortiz también propone este tipo de mangas. Todo un acierto si este año las temperaturas en Feria sobrepasan los 30 grados.
El adorno en los trajes de flamenca hace años que se había simplificado, teniendo prácticamente la hegemonía los encajes de bolillo pequeños y discreto. Ahora vuelven a recuperarse tendencias más clásicas como los pasacintas, muy propios de los 80 y 90, y las tiras bordadas.
Si Alonso Cózar recupera las mangas noventeras, no es de extrañar que también recurra a estas dos tendencias. Al igual que Carmen Vega o José Galvañ.
Son la cara oculta de los trajes de flamenca pero quizás la parte más importante. Encargadas de dar volumen y movimiento a las faldas, las enaguas son una pieza fundamental en un traje de flamenca, las que hacen que un vestido tenga gracia o resulte de lo más lacio. Este año, las grandes olvidadas cobran especial protagonismo y se tiñen de color para conseguir el efecto clavel en los trajes de flamenca.
En muchas ocasiones se puede jugar al contraste, recurrir a colores complementarios o dotar de color un diseño en blanco. Algunos de los voluminosos diseños de Alejandro Santizo han sido prueba de ello, al igual que algunas de las propuestas de Yolanda Rivas o José Galvañ.
Hay una clara diferencia entre los diseños para la Feria y los diseños para las romerías, aunque la línea es delgada y puede traspasarse siempre que se quiera. De hecho, esta temporada flamenca ha sido muy habitual ver sobre las pasarelas diseños que evocan a romerías, mucho más livianos y sencillos.
Las faldas canasteras y la ausencia de artificio es la tónica dominante. De nuevo Alonso Cózar nos trae esta tendencia, a la que se suman firmas como Carmen Vega, Errepé, Pilar Vera o MiAbril.
En lo que a faldas se refiere prácticamente todo vale. Los volantes canasteros siguen teniendo mucho peso, los volantes de capa cada vez tienen más relevancia y la asimetría en los volantes se convierte en la tendencia esta temporada. Sobre todo en las faldas de neja, que ven como los volantes suben y baja, haciendo pico en el talle o dejando a la vista la parte interna de volantes de mayor tamaño.
Esta es una característica que se repite en firmas como Pol Núñez o Ángela y Adela, aunque este año, firmas como MiAbril o Rocío Olmedo también se han sumado a esta original forma de colocar los volantes.
Cuando una mujer se viste de flamenca tiene claro que su vestido debe acaparar todas las miradas. Por eso, el volumen en las faldas ha sido una apuesta segura durante los últimos años. Todavía en auge (Simof ha dado buena cuenta de ello), esta tendencia deja paso a los vestidos mucho más sueltos en los que la caída y el vuelo son esenciales.
Vaporosos, tanto en tejidos como en hechuras, estos trajes han destacado por encima de todos en We Love Flamenco, lo que se traduce en una proliferación de este tipo de diseños en la calle. Carmen Raimundo o El Ajolí juegan con los tejidos a la hora de lograr esos vuelos, mientras que firmas como Rocío Peralta, NOTELODIGO o Pol Núñez juegan con lo volantes a la hora de conseguir ese sutil movimiento de falda.
Es cierto que la moda flamenca en la actualidad permite todo tipo de hechuras, desde las faldas canasteras a los volantes de capa, pasando por la neja, pero este año la apuesta fuerte en las pasarelas han sido las hechuras evasé.
Ceñidos hasta la cintura, los vestidos este año se abren para crear movimiento y apostar por la comodidad. Con voluminosas enaguas para darle gracia a la falda, esta tendencia la presentan Carmen Vega, El Ajolí o Lina en algunos de sus diseños. Ana Morón, en su colorida colección, también apuesta por esta tendencia en dos espectaculares diseños.
Sí, el malva es el color estrella de la temporada. Pero eso no significa que no haya espacio para otras tonalidades, Es el caso del blanco que, si bien es cierto que es una tonalidad que nunca pasa de moda en las tendencias flamencas, más cierto es que es el único color que ha estado presente en casi todas las colecciones presentadas en Simof y We Love Flamenco.
Este tono es una apuesta segura, bien por su atemporalidad, bien por su versatilidad. Algunos ejemplos de esta tendencia se ven en Alonso Cózar, Gil Ortiz, Rosapeula, Pilar Vera o Ana Morón, que juega a darle un toque de color con una especie de mosaicos.
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