ESTAMPAS DE LA HISTORIA DEL CAMPO DE GIBRALTAR

Los mercados y las mezquitas de la Algeciras Medieval

  • En todas las ciudades de al-Ándalus existían los mercados al aire libre conocidos como zocos

  • A finales del siglo XIII existieron, al menos, dos alhóndigas o funadiq en Algeciras 

  • Cuando Algeciras fue capital de una provincia

Pórtico de acceso al “Corral del Carbón”

Pórtico de acceso al “Corral del Carbón” / (Granada)

Los zocos y las alhóndigas

En las ciudades de al-Ándalus (como en todas las musulmanas) existían mercados al aire libre llamados zocos, constituidos por un conjunto de puestos desmontables o fijos en los que los vendedores exponían y vendían sus mercancías, generalmente productos perecederos porque los objetos artesanales se elaboraban y vendían en tiendas especializadas ubicadas en las calles de la medina, que recibían los nombres de los oficios que en ellas se desarrollaban: de los carpinteros, los tejedores, los perfumistas, los tintoreros o los cuchilleros. En Algeciras, una ciudad de tipo medio, debieron existir más de un zoco que ocuparían algunas plazas o las calles que ascendían hasta la zona áulica (hoy plaza de San Isidro) como refiere al-Himyari cuando dice que “las tiendas y puestos de la ciudad se siguen sin solución de continuidad desde la mezquita mayor (en la cumbre de la colina) hasta el borde del mar”. 

Pero en el caso de al-Yazira al-Jadrá nos interesan las noticias que la documentación escrita conservada nos ofrece de los mercados cerrados o alhóndigas que hubo en la ciudad en época musulmana. Eran estas alhóndigas instituciones dependientes del zabazoque ubicadas en edificios, generalmente de planta cuadrada o rectangular, compuestos por cuatro crujías erigidas en torno a un patio. En su centro se localizaba un pozo o una fuente para que las bestias de carga de los mercaderes pudieran abastecerse de agua. Una de ellas, que se conserva íntegra, es el llamado “Corral del Carbón”, en Granada, erigida en el siglo XIV por el sultán nazarí Yusuf I

Estos mercados, que servían, tanto para guardar las mercancías y sacarlas a la venta, como para dar hospedaje a los mercaderes foráneos y ofrecer cobijo en sus cuadras a las bestias de carga, presentaban dos plantas con galerías a las que se accedía por medio de escaleras adosadas a los muros. En la planta baja se hallaban los almacenes para las mercancías, la cuadra, la oficina para sellar los acuerdos comerciales, el comedor comunitario y la cocina. En la planta superior se localizaban los dormitorios para el descanso de los mercaderes que llegaban, en el caso de al-Yazira al-Jadrá desde las aldeas rurales de su alfoz o desde lugares más lejanos, incluso desde la otra orilla del Estrecho, para vender sus productos o adquirir los de otros mercaderes. 

El “Corral del Carbón”. Antigua alhóndiga mandada edificar por el sultán nazarí Yusuf I en el siglo XIV. El “Corral del Carbón”. Antigua alhóndiga mandada edificar por el sultán nazarí Yusuf I en el siglo XIV.

El “Corral del Carbón”. Antigua alhóndiga mandada edificar por el sultán nazarí Yusuf I en el siglo XIV.

En los Miráculos Romançados, escritos por el monje del Monasterio de Silos Pero Marín a finales del siglo XIII, se recogen los relatos de varios cautivos cristianos que estuvieron presos en la Algeciras. Por ellos sabemos que existieron, al menos, dos alhóndigas o  funadiq en la ciudad. Una, la conocida como Alhóndiga Vieja, probablemente ubicada en la antigua medina, y otra la Alhóndiga Nueva, que debía hallarse en al-Binya, la Villa Nueva o ciudad meriní. Según refiere, Pero Marín en su libro, al cautivo cristiano Domingo Bono, que había sido hecho prisionero por los meriníes en aguas del Estrecho,” metiéronlo en la alhóndiga nueva”. Estas alhóndigas, edificios públicos que proliferaron durante el período meriní y nazarí en el Magreb y al-Ándalus, servían -como ya se ha dicho- como hospederías, como almacén para las mercancías y como lugares donde concertar las operaciones de compraventa de los géneros que ofrecían los mercaderes. Pero en Algeciras eran, también, lugares en los que se sacaban a la venta los cautivos cristianos que eran llevados a la ciudad por los guerreros del emir después de asolar las tierras de Jerez, Medina Sidonia o Arcos. 

Algeciras, una ciudad con una fuerte tradición comercial que se intensificó durante el período nazarí-meriní, debió asistir a una actividad constante en sus alhóndigas, lugares donde se ponían a la venta las mercancías que llegaban a la ciudad tras las expediciones predatorias musulmanas por tierras de la Andalucía cristiana. Para el estudioso de la arquitectura y la arqueología de al-Ándalus, Leopoldo Torres Balbás, en las alhóndigas se vendían las mercancías llevadas a la ciudad por gente forastera, siendo también el lugar donde estos productos eran distribuidos para su posterior venta al menudeo en los zocos. Hasta el momento no se ha localizado, en el transcurso de las intervenciones arqueológicas realizadas en Algeciras, ningún vestigio de estos edificios islámicos, algunos de los cuales pudieron continuar con un uso similar durante la etapa cristiana, como ocurrió en Granada, ciudad en la que, después de su conquista por los Reyes Católicos en 1492, una de las alhóndigas continuó sirviendo para el almacenamiento y la venta de carbón, de ahí el nombre con el que ha llegado a la actualidad. Alguna de las dos que hubo en Algeciras, bien pudo continuar con el mismo uso, después de la conquista de la ciudad por el rey Alfonso XI, como sede del consulado catalán o establecimientos de los comerciantes genoveses o catalanes documentados en la ciudad entre 1345 y 1369. 

Las mezquitas 

Además de la mezquita aljama (al-Yami), la 'de las Banderas' y del oratorio real de “al-Binya", se han podido documentar otras cuatro mezquitas más distribuidas en la trama urbana de la “madina yazirí”, aunque debieron existir otros oratorios menores e incluso, alguna iglesia cristiana, si damos crédito al testimonio recogido por Pedro Barrantes Maldonado cuando dice que el hijo de Guzmán el Bueno, muerto en Tarifa, había sido bautizado “en una iglesia de cristianos que había en Algeciras”. Según el “Fatḥ al-Ándalus", la primera mezquita de Algeciras fue erigida por el general Musà ben Nusayr en el año 712, estando vinculada al acto fundacional de la propia ciudad. Esta mezquita se llamó “de las Banderas” (al-Rayat), aunque los historiadores árabes difieren sobre el origen de ese nombre. Al-Ḥimyari refiere -tomando el dato de al-Idrisi- que “al sudeste de Algeciras, en la ribera, hay una mezquita de tamaño medio llamada Mezquita de las Banderas; allí colocaron los normandos sus banderas” (cuando realizaron el desembarco). Sin embargo ‘Abd-al-Wahid al-Marrakusi asegura que recibió ese nombre porque se edificó en el mismo lugar donde Tariq puso los estandartes del ejército cuando desembarcó en la primavera del 711. Para el autor del “Fatḥ al-Andalus" el nombre lo recibió porque en ese lugar se congregaron en una asamblea las banderas de los comandantes árabes que venían con Musà un año más tarde.

Una de las páginas del formulario notarial redactado por el sabio algecireño al-Yaziri, que vivió en el siglo XII Una de las páginas del formulario notarial redactado por el sabio algecireño al-Yaziri, que vivió en el siglo XII

Una de las páginas del formulario notarial redactado por el sabio algecireño al-Yaziri, que vivió en el siglo XII

Esta primera mezquita erigida en tierras de la Península Ibérica aún desarrollaba sus funciones en el siglo XIV, según refieren Manuela Marín y Maribel Fierro en su documentada obra sobre los sabios y santos de Algeciras musulmana. El “Fatḥ al-Andalus” refiere que Abderramán I, en el año 780, después de someter al gobernador rebelde de Algeciras, mandó edificar una mezquita en el centro de la ciudad sobre el solar que ocupaba una antigua iglesia. Su constructor fue el nuevo gobernador nombrado por el emir, Abd-Allah ben Jalid. Según al-Ḥimyari se trataba de un edificio de hermosa construcción. Constaba de cinco naves orientadas de sur a norte y de un amplio patio con galería en su lado septentrional. “Se hallaba situada en el centro de la ciudad, en la cima de la colina” (¿la Plazoleta de San Isidro?). Su alminar es mencionado en la Crónica de Alfonso XI

En el año 859, los vikingos incendiaron la mezquita aljama, siendo reconstruida luego y convirtiéndose de nuevo en el centro religioso de la ciudad hasta el 28 de marzo de 1344, fecha en la que Alfonso XI entró en Algeciras y la consagró como iglesia bajo la advocación de Santa María de la Palma. 

Otras mezquitas documentadas en la ciudad eran al-Mu‘allaq, al-Rummana, al-Sawwa‘ y al-Yazzarín. El sabio norteafricano ‘Abderramán al-Fasi, que se había instalado en Algeciras en el año 1322, asumió la función de lector coránico en las mezquitas al-Sawwa‘ y al-Rayat, oficio que desempeñaron también el sabio algecireño Hayiz ben Hasán ben Jalaf en la mezquita aljama, ‘Alí Ahmad al-Muqri’ en otras mezquitas y el sabio Muhammad al-Quba‘i, que estudió Tradición Profética en la mezquita al-Yazzarín. Ibn Hayar menciona el nombre de una mezquita, al referir el caso de una mujer con fama de santidad, ‘A’isa al-Yaziriyya (la Algecireña), que vivió en esa ciudad en la segunda mitad del siglo XIII y que residía y ayunaba en una habitación que poseía “en la parte alta de mezquita al-Mu‘allaq”. 

Sabemos por las fuentes árabes y cristianas medievales que, junto al alcázar de “al-Binya”, el emir Abu Yusuf mandó edificar una mezquita, utilizada también como panteón real. Cuando el 20 de marzo de 1286 murió este emir en su alcázar algecireño, según el “Rawdat”, su cuerpo “fue enterrado en la aljama de su alcázar de al-Binya2, aunque después se le trasladó al otro lado del Estrecho. Varias décadas más tarde, en 1339, el que se intitulaba “rey de Algeciras y Ronda”, el infante ‘Abd-al-Malik, hijo del sultán Abu-l-Ḥasán, fue muerto en una refriega con los castellanos cerca de Alcalá de los Gazules. Según la Gran Crónica, “su cuerpo fue enterrado en una mezquita muy honrada, a la cual mezquita puso nombre el noble rey don Alonso cuando ganó esta ciudad, San Hipólito”. 

Probable ubicación de la mezquita de la ciudad edificada por el emir Abu Yusuf al sur del río de la Miel entre los años 1279 y 1285 Probable ubicación de la mezquita de la ciudad edificada por el emir Abu Yusuf al sur del río de la Miel entre los años 1279 y 1285

Probable ubicación de la mezquita de la ciudad edificada por el emir Abu Yusuf al sur del río de la Miel entre los años 1279 y 1285 / Archivo General de Simancas (Plano que manifiesta parte de la Población de Algeciras, M. P. y D. XVIII-225. Año 1761)

De estos textos se extrae que la mezquita de “al-Binya” fue oratorio real y, también, panteón o mezquita funeraria de los emires e infantes meriníes, al menos hasta que Alfonso XI y el rey de Portugal vencieron a norteafricanos y nazaríes coaligados en la batalla del Salado en 1340. Ibn Abi Zar‘, en su obra “Rawd al-Qirtas”, alaba la magnificencia del “mimbar” de esta mezquita. Hasta el día de hoy no se ha podido encontrar ningún vestigio material de alguna de estas mezquitas. 

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